FRANCISCO ÁLVAREZ DE TOLEDO

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Y LA FUNDACIÓN DE TARIJA

4 DE JULIO DE 1574

ELÍAS VACAFLOR DORAKIS

TARIJA – BOLIVIA

2019

A MANERA DE PRÓLOGO

Fueron Juan de Sedizo, Antonio Gutiérrez y Diego Pérez del Río la primera Expedición de Avanzada que por órdenes precisas de Diego de Almagro partió a mediados de junio de 1535 partió desde Cusco rumbo a Tupiza con un séquito Inca al mando del Inca Paulo Tupac II (hermano de Atahualpa y Huascar), con el objeto de facilitar el tránsito de las tropas de Almagro que estaba organizando sus huestes para hacer efectiva la Capitulación de 21 de mayo de 1534 expedida por el Rey Carlos V, autorizando realizar la Conquista, Pacificación y Población de las Provincias y Tierras que se extendieran hasta 200 leguas al sur de la Gobernación de Francisco Pizarro y; también, la Real Cédula de 19 de julio de 1534 mediante la cual el Rey designó a Diego de Almagro Gobernador y Capitán General de las Provincias que fueron bautizadas con el nombre de Nueva Toledo, otorgándole además el título de Adelantado.

Habiendo llegado a Tupiza a inicios de agosto de 1535, el Inca Manco II decidió dirigirse al Este para cobrar el tributo a varios pueblos sometidos por el incanato en Tarija. Desde Tupiza se dirigieron hasta la Laguna de Tacsara y; luego, descendieron por el camino precolombino de La Patankaj hasta los actuales territorios de Alisos, Rosillas y Chaguaya y; por su belleza y majestuosidad, los españoles lo bautizaron con el nombre de Valle de Tarija emulando un hecho histórico suscitado el año 711 con la invasión árabe de la Península Ibérica por tropas al mando de Tarik Ben Zeiad quien ordenó que el valle llevara su nombre (Elías Vacaflor Dorakis, Etimología de la palabra Tarija, 2007)

Cuatro años después; es decir en 1539, el griego Pedro de Candia y el español Pedro Anzúrez de Camporredondo en el Tambo Inca de Paria (Oruro), suscribieron un acuerdo para organizar una expedición y dirigirse al Valle de Tarija para cumplir dos objetivos: fundar un pueblo en el Valle de Tarija y conquistar a los indios Macaros (Rafael Sánchez-Concha Barrios, Tres Expediciones descubridoras a los Andes Orientales, Perú, 1989 y Elías Vacaflor Dorakis, Etimología de la palabra Tarija, Marzo de 2009)) Dicha expedición recorrió la misma ruta de Sedizo y descendieron hasta el mismo valle a inicios de septiembre de dicho año de 1539. Estos, los dos precedentes históricos para dar paso a la única y oficial fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija el 4 de julio 1574 por el sevillano Luis de Fuentes y Vargas, otorgada por el Virrey Francisco Álvarez de Toledo verdadero artífice para la fundación de Tarija de acuerdo a la Real Provisión otorgada en la Ciudad de La Plata (Capital de la Real Audiencia de Charcas, hoy Sucre, Bolivia), el 22 de enero de 1574.

BERNARD DE FONTAINE

Nació en Borgoña (Francia) en el año 1090 con el nombre de Bernard de Fontaine y falleció el 20 de agosto de 1153, fecha que fue declarada como su fiesta litúrgica. San Bernardo es el último de los Padres de la Iglesia, pero uno de los que más impacto ha tenido en ella. La Iglesia Católica lo canonizó como San Bernardo de Claraval el 18 de junio de 1173 por el Papa Alejandro III, siendo declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Fue una personalidad esencial en la historia de la Iglesia Católica y la más notable de su siglo y; en esa dinámica, ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa.

Bajo su amparo, el 20 de agosto de 1247 el Rey de España Fernando III inició el sitio de la ciudad de Sevilla y; después de más de un año de acosar a los árabes, los enfrentó, venció y expulsó el 23 de noviembre de 1248. Y lo hizo, encomendándose precisamente a su Santo Patrono San Bernardo, para expulsar a “…los infieles musulmanes…”

A mi entender, lo que hizo Toledo en 1574 -327 años después-, fue una emulación de lo hecho por Fernando III en 1247. Es decir, “las razones” que motivaron la fundación de la Villa están insertas “entre líneas” en la Real Provisión de 22 de enero de 1574 que Álvaro Ruiz de Navamuel (Secretario de Toledo), entregó a Luis de Fuentes y Vargas, mediante la cual, Toledo instruye fundar una villa en el Valle de Tarija. De manera precisa y clara, el objetivo central, es expulsar a los chiriguanaés a partir de la fundación de una Villa que se llamará San Bernardo (Elías Vacaflor Dorakis, 2000)

Esta Real disposición, que fue promulgada el 22 de enero -seis meses antes del acto fundacional- demuestra de manera taxativa que el Virrey Toledo hizo una emulación histórica incuestionable a lo realizado por Fernando III en agosto de 1247. De esa manera, Toledo ordenó a Fuentes y Vargas fundar la Villa con el nombre de San Bernardo y poblar el Valle de Tarija, derrotar y expulsar a los infieles chiriguanaés. Tanto el Rey Fernando III, como el Virrey Toledo, fueron cófrades de la importante y emblemática Cofradía de San Bernardo en Sevilla (España)

De acuerdo a nuestro trabajo de investigación: El Sitio de Sevilla de 1247 y la Fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija en 1574 (Elías Vacaflor Dorakis, 1999), San Bernardo tiene un enorme significado para la Historia de Sevilla y; por ende, de España: la derrota, rendición y expulsión de los Moros que ocupaban Sevilla.

De nuestra parte, hicimos correcta lectura de los hechos suscitados en 1247 en Sevilla y; llegamos a la conclusión, qué el Virrey Toledo conocedor de la Historia de España, emuló la decisión del Rey Fernando III de 20 de agosto de 1247 y; con ese contexto, ordenó recuperar el Valle de Tarija y fundar la Villa “…para expulsar a los infieles chiriguanaes…” Una extrapolación razonable, porque Toledo y sus ascendientes y; el mismo, Francisco Álvarez de Toledo, formaban parte de la Cofradía de San Bernardo en Sevilla.

Ese hecho histórico, fue la razón que motivó al Virrey Toledo a diseñar una estrategia para expulsar a los chiriguanáes del Valle de Tarija desde 1572. En ese contexto, en su calidad de virrey visitó las ciudades de La Plata (Sucre), y Potosí y recibió varios informes de toda índole y; sobre todo, de los ataques y destrucción que ocasionaban los chiriguanaés a las poblaciones españolas e indígenas. De tal manera, les declaró Guerra Santa que resultó un total fracaso y derrota. De tal manera, decidió convocar a todos aquellos españoles que vivían en Potosí y La Plata para hacerles conocer la decisión de fundar una villa en el Valle de Tarija. Ninguno de los convocados aceptó por los riesgos que significaba enfrentar a tan temibles habitantes del chaco. Por sugerencia e insistencia del Prior de la Orden de Santo Domingo en Potosí, Toledo convocó a Luis de Fuentes Vargas que a la sazón vivía en Chichas y; luego de varias reuniones que sostuvieron desde mediados de 1573, el sevillano aceptó. De esa manera, el 22 de enero de 1574 estando en la Ciudad de La Plata, el Virrey Toledo en acto solemne hizo entrega de la Real Provisión a Luis de Fuentes y Vargas nombrándole Capitán e Justicia Mayor e instruyéndole la fundación de la Villa que deberá llamarse de San Bernardo de Tarija.

FRANCISCO ÁLVAREZ DE TOLEDO Y LA REAL PROVISIÓN DE 22 DE NERO DE 1574

Don Françisco de Toledo, mayordomo de su Magestad, visorrey y capitán general en éstos rreinos é provinçias del Perú, etc.

“…y porque estoy informado que en vos, el dicho Luis de Fuentes, concurren las partes y calidades que se requieren para vsar el dicho ofiçio de capitan y justicia mayor de la dicha uilla de Sant Bernardo de Tarija y su juridiçion a de ser veinte leguas de juridiçion hazia los indios chichas y tierra de paz, y en lo que toca a la juridiçion que aueys de thener hazia los chiriguanaes, e pueblos de Guacane e Guacaya e Comechenes, se os a de dar y dará juridiçion que convenga, porque a de ser sin perjuizio de las demas poblaciones que se hizieren, y por agora os señalo treinta leguas por aquella parte hazia los dichos chiriguanaes por la limitación que se hiziere en la medida de las leguas mandé dar en la presente…”

Este párrafo, forma parte esencial de la Exposición de Motivos de la Real Provisión de 22 de enero de 1574 expedida en la ciudad de La Plata (hoy Sucre), por don Francisco Álvarez de Toledo a favor del sevillano Luis de Fuentes y Vargas, instruyéndole la fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija. Por tratarse del documento más solemne y eminentemente dispositivo de la legislación española de la época, la Real Provisión exigía su cumplimiento. Fruto del Estudio Diplomático de la Real Provisión de 22 de enero de 1574, desarrollado por mi persona en agosto de 1999 en el Curso Internacional de Diplomática Indiana (La Paz)

“…y para la defensa de los españoles e yndios, vasallos de Su Magestd, que se hagan algunas poblaçiones de españoles en aquella frontera, y que la primera que se hiziere sea en el valle de Tarija, por ser tanta ymportançia y rreparo para los efectos susodichos y de los dichos daños…”

El Virrey Toledo, conocedor de la Historia de España y el rol protagónico del Rey Fernando III en 1247 y; anticipándose a los hechos, decidió el nombre de la Villa en homenaje a San Bernardo. El párrafo de la Real Provisión de enero de 1574, dice:

“…e ordenado que la dicha poblaçion se haga con hasta quarenta o çincuenta hombres y que se llame y nombre la villa de Sant Bernardo de Tarija…”

Asimismo, Toledo expidió la Real Provisión de 15 de julio de 1577 desde Lima, dirigida al Cabildo de la Villa de San Bernardo de Tarija, cuyas instrucciones son muy elocuentes:

“…de hazer la iglesia se haga el ospital y por mi visto lo suso dicho acordé de dar y di la presente por la qual mando a vos el corregidor de la dha villa de Sant Bernardo de Tarija; que con acuerdo del cabildo della vea lo contenido en dho capitulo y si paresciera que no tiene ni ay inconbiniente vigente hareis que se haga la dicha iglesia Matris en una cuadra entera de la villa que al tiempo que se fundo la dha villa se señalo para la dicha iglesia por estar mas poblada en aquella parte la dicha villa, y en la otra plaza prolongada se haga el hospital y posson de tiendas para propios de la dicha villa e iglesia matris della, como se contiene en el dicho capitulo y no dejeis de lo ansi cumplir so pena de quinientos  pessos para la camara de Su Majestad. Fecha en los rreyes a quinze dias del mes de julio de mill y quinientos y setenta y siete.. Don Francisco de Toledo. Por mandato de su Excelencia. Alvaro Ruiz de Navamuel…”

El texto de la Real Provisión de 15 de julio de 1577 se refiere en concreto a la primera Iglesia Matriz de la Villa que desde julio de 1574 estaba construyéndose, pero por diversas causas imposibles de superar, la obra quedó inconclusa.

EL PRIMER CABILDO Y LOS PRIMEROS POBLADORES DE TARIJA

Por Real Provisión expedida por el Virrey Toledo también en la Ciudad de La Plata el 19 de mayo del mismo año (46 días antes que se fundara la Villa), a través de la cual se definió la primera composición del Primer Cabildo Capitular de Tarija.

  1. Capitán e Justicia Mayor: Luis de Fuentes y Vargas
  2. Capellán: Fray Francisco Sedeño, de la Orden de Santo Domingo
  3. Dos Alcaldes Ordinarios: Antonio Domínguez y Gutierre Velásquez de Ovando;
  4. Cuatro Regidores: Jaime de Luca, Blas González Cermeño, Francisco Ortiz y Hernán González;
  5. Un Procurador: Diego de Palacios;
  6. Un Mayordomo: Juan de la Vega;
  7. Un Escribano: Francisco Fernández de Maldonado; y
  8. Un Tesorero de la Real Hacienda: Don Alonso de Ávila.

Los primeros pobladores, que fueron denominados como fundadores, son los siguientes:

Francisco Chávez, Juan Durán, Alonso de Baeza, Pedro Fernández, Gonzalo Martín Hachero, Juan Rodríguez, Antonio Esquete, Diego Recio, Diego González, Alonso García, Juan de Valladolid, Juan García, Francisco Bravo, Domingo Hernández, Jusepe Guerrero, Juan Masías, Juan Redondo, Álvaro Ortiz, Vicente Añez, Juan de Obregón, Juan Pizarro, Juan de la Puente, Pedro Quijada, Hernán López, Francisco de Solís, Pedro Suárez, Álvaro Sánchez, Pedro Fernández de Álava, Jerónimo Ortega, Juan Pedrero, Gaspar de la Rúa, Juan Cortez, Rodrigo Quiroga.

EL REY FELIPE II Y LAS ORDENANZAS DE DESCUBRIMIENTO, NUEVA POBLACIÓN Y PACIFICACIÓN DE LAS INDIAS

El Rey de España, Felipe II, en el Bosque de Segovia el 13 de julio de 1573 promulgó las célebres Ordenanzas de Descubrimientos, Nueva Población y Pacificación de Las Indias. Compuesta de 148 Capítulos: los primeros 31, estaban dedicados a los descubrimientos; del 32 al 37, a las Nuevas Poblaciones y; por último, desde el 137 al 148, a regular las pacificaciones. Fueron un verdadero manual para la colonización ordenada, pues se impuso el criterio equilibrado entre los partidarios de las conquistas violentas y los defensores de la penetración pacífica y netamente evangelizadora. Además, se convirtieron como el primer Manual de Urbanismo: elección del lugar, tamaño de los manzanos, ancho de calles, plazas, capacidad de población, ubicación de los edificios públicos, etc.

Por ello, importa subrayar que la decisión del Virrey Toledo de manifestar y ordenar la fundación de una villa en el Valle de Tarija, está basada en Las Ordenanzas promulgadas por el Rey Felipe II en 1573, pues la Exposición de Motivos de la Real Provisión de 22 de enero de 1574 señala claramente la voluntad política de sentar soberanía en la frontera con los chiriguanáes. El texto, elocuente, dice:

“…lo que adelante se podría ofresçer y para la defensa de los españoles e yndios, vasallos de Su Magestd, que se hagan algunas poblaçiones de españoles en aquella frontera, y que la primera que se hiziere sea en el valle de Tarija, por ser tanta ymportançia y rreparo para los efectos susodichos y de los dichos daños; porque auiendo tratado con Luis de Fuentes, que al presente está en esta dicha çiudad de La Plata, lo tocante a la poblaçion, se la e cometido y encargado para que la haga en el dicho valle de Tarija en la parte del más conveniente para la dicha defensa y de mejor sitio y comodidad para la conservaçion y salud de las personas que allí fueren a biuir y morar, e ordenado que la dicha poblaçion se haga con hasta quarenta o çincuenta hombres y que se llame y nombre la villa de Sant Bernardo de Tarija; y el dicho Luis de Fuentes por servir a Su Magestd quiere hazer dicha poblaçion con los dichos quarenta o çincuenta hombres, que para ello se le a de dar título de capitçan y justicia mayor e conçedersele otras cosas que me a pedido y suplicado para el dicho hefecto…”

LAS ORDENANZAS Y EL TRAZADO DE LA VILLA

Por lo tanto, Luis de Fuentes y Vargas, tuvo acceso a los primeros capítulos de este esta Ordenanza y; las cumplió. Con la experiencia de Juan de La Vega -que hizo de Alarife-, la elección del sitio demandó más de dos meses y; tomando en cuenta que eran más de 50 los fundadores y primeros pobladores, el territorio fue dividido en 18 manzanos de 150 varas castellanas (0.83 metros), por lado y; cada una de ellas, divididos en cuatro solares.

El cuadro central fue destinado para la plaza. El manzano al Poniente (Oeste), frente a la plaza -a instancias del Padre Francisco Sedeño de la Orden de Santo Domingo- fue destinado a dicha Orden (actual manzano de la Gobernación), y la esquina, (La Madrid y Gral. Trigo), fue destinada para la construcción de la primera Iglesia Matriz bajo la advocación de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, que si bien en julio de 1577 el Virrey Toledo mediante Real Provisión instruyó que prosiga su construcción, ésta quedó a medio construir y; ante la imposibilidad material de continuar con dicha tarea porque se dedicó más tiempo y esfuerzo a defender la villa de los permanentes ataques de los chiriguanaés, la obra nunca fue concluida. El manzano al Sur, frente a la plaza, fue destinado al Cabildo de la Villa (Edificios de la H. alcaldía y del H. Concejo Municipal). Y el manzano al Saliente (Este), fue asignado a Luis de Fuentes y Vargas (Edificio de la Asamblea Legislativa Departamental). Y los otros solares alrededor de la plaza, para los dos Alcaldes Ordinarios y otras autoridades del Cabildo designados mediante Real Provisión de 16 de mayo de 1574 por el mismísimo Virrey don Francisco de Toledo.

De esa manera, Juan de la Vega (Mayordomo y Alarife), estableció la planimetría de la Villa con tres calles de Norte a Sur, cortadas perpendicularmente por siete de Este a Oeste, formado diez y ocho manzanas de 150 varas castellanas de largo, separadas por calles derechas de 15 de ancho.

La orientación de la Villa, fue de Norte a Sur. Al Sur, el ancho lecho de río, que recién en julio de 1577 bautizaron como Guadalquivir (palabra de raíz árabe Uad Al Kebir que significa Río Grande) Al Norte, una loma con un suave declive, que en los subsiguientes siglos, fue denominada San Roque (hoy Barrio San Roque). Al Oeste, un pequeño cerro se construyó la segunda edificación religiosa de la Villa: la Ermita de San Juan Evangelista a quién Luis de Fuentes y Vargas y el Cabildo el 14 de diciembre de 1577 declararon como abogado de la Villa. Desde esas alturas, bajaban acequias que eran alimentadas por el río Guadalquivir para dotar agua a los pobladores y; años después, se construyeron molinos para moler trigo (hoy Barrio El Molino), y al Este, un vasto territorio que entre medio había dos quebradas.

Respecto a las plazas, su ubicación y el tamaño, las Ordenanzas de Felipe II dicen:

“…la grandeza sea proporcionada al número de vecinos, y la forma será en quadro prolongado que por lo menos tenga una vez y media de su ancho…”

Entonces, las autoridades españolas, tanto las instaladas en la península o las delegadas en las Indias, como el Virrey y otras, debían respetar y cumplir dichas normas que desde 1492 regían la vida institucional de todo el proceso de la conquista y los mismísimos actos fundacionales. Asimismo, y de acuerdo a éstas, todos los miembros de los Cabildos de pueblos, villas y ciudades recién fundados por españoles, debían ser elegidos cada año por todos y cada uno de los fundadores y primeros pobladores que cumpliendo determinados requisitos, podían ejercer el derecho de elegir o ser elegidos; y ejercer dichos cargos por el lapso de uno o dos años respectivamente. Estas referencias, permiten descubrir con claridad y explican con nitidez, la obsesión de Toledo por fundar la Villa de Tarija y; de esta manera, luchar contra los chiriguanáes y reivindicar la deshonra que éstos le infligieron el año de 1572 cuando Toledo trató de someterlos militarmente para poner fin a las cruentas excursiones de éstos sobre propiedades españolas en el valle de Tarija y otros más al norte.

Los permanentes ataques de los chiriguanaes que desde antes y durante la fundación fueron el más grande obstáculo y principal peligro para la vida de los fundadores, impidió que la Villa tome forma. Sin embargo, quienes recibieron solares, procedieron a cercar y delimitar sus propiedades con maderos y trancas. Otros, comenzaron a construir sus pobres casuchas con el apoyo de yanaconas y chichas que el Virrey Toledo mediante Real Provisión de 12 de marzo de 1574, dispuso:

«…los Caciques Principales de Talina y demás pueblos del Repartimiento de Chichas, repartiesen a la Villa de Tarija ciento cuarenta indios para ser distribuidos entre los pobladores españoles con el salario de un Tomín por día y maíz para su comida, por servir en edificios, labranzas y guarda de ganados…».

LA VILLA DE SAN BERNARDO DE TARIJA

Desde el inicio de la Villa, el Cabildo supo sentar autoridad entre la población española y naturales. Dispuso que todos los beneficiados con solares, procedieran a cercar los mismos y lo hicieron con postes de madera y tranqueras. Las viviendas, eran simples chozas de paja y barro, techo de paja, desparramadas. Fundadores y naturales, con los mismos materiales procedieron a construir la primera Iglesia, de acuerdo a los consensos acordados con el Cabildo.

La plaza amplia rodeada de altas y sólidas murallas, al anochecer se convertía en el lugar de reencuentro de todos antes de ir al descanso. A paso muy lento y con el correr de los meses, a pesar de los muchos ataques de los chiriguanáes que casi exterminan a la población y pusieron en serio peligro la continuidad del crecimiento y desarrollo de la Villa, soportaron miserias y desgracias, pues hasta fines de 1579 sólo quedaron 23 españoles y; el resto, retornó pobre a Potosí o La Plata. Lo primero que sufrieron, fue el intenso y húmedo frio del invierno, luego vinieron la primavera y el verano y; con el calor sofocante y el portentoso río vecino, que les dio muchas ventajas y también mucho daño.

Luis de Fuentes y Vargas, a caballo entre la espada y la cruz y la exaltación heroica con cincuenta y cinco españoles y un número desconocido de indígenas partió desde la Villa de Potosí y se dirigió al Valle de Tarija por los Valles de Cinti a inicios de marzo de 1574. A pesar de ser la conquista y la fundación de Tarija un hecho colectivo, las individualidades –léase Luis de Fuentes y Vargas- sobresalen del conjunto. Nació el 21 de junio de 1530 en Sevilla, marchó a América -de acuerdo al texto de su propio Testamento y otra correspondencia- muy joven procedente de la próspera ciudad de Sevilla (Andalucía), hijo de Pedro de Fuentes, oriundo de La Rioja, y de María de Vargas, nacida en Sevilla. Murió pobre, enfermo y en soledad en la Ciudad de La Plata, capital de la Audiencia de Charcas, el 14 de agosto de 1598. Al no haberse casado, no tener descendencia y haber muerto sus padres en años pasados, Luis de Fuentes y Vargas nombró como heredero universal a Juan Porcel de Padilla nacido en Granada (Andalucía, España), y fundador años más tarde (noviembre de 1614), de la Ciudad la Vega de la Nueva Granada (hoy, Entre Ríos, Provincia O’Connor, Tarija), de acuerdo al historiador  Roberto Edelmiro Porcel (Documentación inédita de Tarija y su jurisdicción siglos XVII y XVIII, Argentina, 2000)

Al abandonar Sevilla, Luis de Fuentes y Vargas carecía de historia y recursos. Partió al Nuevo Mundo en busca de honra, fama, mejora social y económica que años después logró al dedicarse a la actividad minera en el área de Chichas (hoy Departamento de Potosí). La conquista y la fundación de Tarija, al no contar con el soporte económico de la Corona, tuvieron que ser financiadas por el propio Fuentes y Vargas. A cambio de ello, el Virrey Toledo a fines de 1573 le retribuyó con una serie de prebendas propias de la época, sobresaliendo una muy importante: la designación como Capitán e Justicia Mayor y disponer para sí mismo de un cuarto de las tierras disponibles. Además, financió, dirigió y reclutó a los 45 españoles y un número indeterminado de indígenas para llevar adelante la expedición al Valle de Tarija para cumplir las órdenes del Virrey Toledo. Para ese objetivo, partieron desde a inicios de marzo de 1574 desde La Plata rumbo a Potosí y; desde allí, al Valle de Tarija por el Camino Inca que atravesaba los Valles de Cinti hasta dirigirse a la Pukara de Marquiri (recinto militar Inca), y descender hasta el Valle de La Calama para buscar el territorio apto para la fundación. Por lo tanto, la hueste de Luis de Fuentes recorrió el territorio tarijeño entre abril y julio de 1574.

Es esencialmente en el período comprendido entre 1574 y 1598, coincidente con el reinado de Felipe II, cuando se desenvuelven sus acciones. Luis de Fuentes y Vargas, religioso por convicción, su espada no estará únicamente al servicio del Rey, sino, muy especialmente a Dios porque con ella desarrolló una guerra con muchas escaramuzas contra los chiriguanáes para cumplir todas las instrucciones del Virrey don Francisco Álvarez de Toledo.

A través de su Testamento, podemos conocer algo de la personalidad de nuestro fundador:

“…Sepan quantos esta carta vieren como yo, Luis de Fuentes de Bargas, capitan, corregidor e justiçia mayor de la uilla de Sant Bernardo de Tarija destos rreinos del Piru, y estante al presente en esta çiudad de La Plata, prouinçia de los Charcas destos dichos rreinos del Piru, natural de la çiudad de Sevilla de la colación de la yglesia mayor, hijo legitimo de Pedro Fuentes; natural de la Rioja, y de Ana de Vargas, natural de la dicha çiudad de Sevilla, estando en la cama emfermo y en mi buen juizio y entendimiento de que Dios, nuestro Señor, fue seruido de darme para con que le siruiese, deseando poner mi ánima en carrera de saluaçion y para ello, tomando como tomo por mi abogada e ynterçesora a la syempre Uirgen Maria, nuestra Señora, que ruegue a su hijo precioso, nuestro Señor Jesucristo, perdone mis pecados, e creyendo como firmemente creo el misterio de la santísima trinidad, padre, hijo y espiritu santo, tres personas y un solo Dios uerdadero, otorgo y conozco que a su serviçío y honor hago y hordeno mi testamento…”

EL ARRIBO DE LA EXPEDICIÓN DE LUIS DE FUENTES Y VARGAS AL VALLE DE TARIJA

La Expedición de Fuentes y Vargas, partió desde la ciudad de La Plata (hoy Sucre), rumbo a la Villa de Potosí a fines de marzo de 1574 para luego dirigirse por los Valles de Cinti hasta el valle de Tarija. Caminaron más de quinientos kilómetros para luego descender por el Camino del Inca hasta la Pucara de Marquiri y desde allí hasta el Valle de la Calama. Acamparon en diferentes sitios y tuvieron los primeros contactos con los Tomatas. El pincel y óleo de Johnny Ponce de León Romero (Tarija, 2016), nos acercan a este histórico momento. 

A la cabeza de aquella columna, se destacaba el sevillano Luis de Fuentes y Vargas, designado Capitán e Justicia Mayor por el Virrey Toledo en la Real Provisión de 22 de enero de 1574. Además, formaban parte del sequito los primeros miembros del primer Cabildo de la Villa, designados por otra Real Provisión de 19 de mayo de 1574, dos meses antes que se fundara ésta. Este hecho, es decir la designación, es otra muestra de la prioridad y obsesión del Virrey Toledo en fundar la Villa de San Bernardo en el Valle de Tarija.

Era una norma, que los primeros pobladores de una recién fundada Villa o ciudad, procedieran a elegir entre ellos a los miembros del Cabildo. Eso no sucedió en Tarija, por cuanto el Virrey Toledo, ejerciendo sus plenas atribuciones en los ámbitos político, militar y administrativo, expidió la Real Provisión mediante la cual dispone la conformación del primer Cabildo de la futura Villa de San Bernardo de Tarija con: dos Alcaldes Ordinarios, cuatro Regidores, un Mayordomo, un Procurador, un Tesorero de la Real Hacienda y; un Escribano.

LA ELECCIÓN DEL SITIO PARA LA FUNDACIÓN

No se debe atribuir sólo a Luis de Fuentes y Vargas la elección del sitio, sino, a la experiencia de todos los miembros de la Expedición. Sin embargo, al decidir el sitio ideal, no habían hecho más que acatar las sabias Ordenanzas de Las leyes de Indias que mandaban a los fundadores:

“…que el terreno y cercanía que se ha de poblar se elija en todo lo posible en el más fértil, abundante de pasto, leña, madera, metales, aguas dulces, gente natural, acarreos, entrada y salida, y que no tenga cerca lagunas, ni pantanos en que se críen animales venenosos, ni haya corrupción de aires y aguas…”

El sitio elegido, unos quince kilómetros más al sur de La Calama, cumplía sobradamente con todas estas condiciones, a lo que se podía sumar la infranqueable defensa de la cordillera vecina al Este de la Villa contra los chiriguanáes. Cerca de la Villa, se encontraba un caudaloso Río que recién a partir de 1575 comenzaron a llamarlo Guadalquivir en directa alusión al Río Guadalquivir de Sevilla, tierra natal de Luis de Fuentes y Vargas. Uad al Kebir, palabra árabe que significa Río Grande

“…procuren tener el agua cerca i que se pueda conducir al pueblo i heredades, derivandola, si fuese posible, para mejor aprovecharse della, i los materiales necesarios para edificios, tierras de labor, cultura i pasto, con que escusaran el mucho trabajo i costas que se siguen de la distancia. No elijan sitios para poblar en lugares mui altos, por la molestia de los vientos i dificultad del servicio i acarreo, ni los lugares mui bajos, porque suelen ser enfermos: fundense en los medianamente levantados, que gocen descubiertos los vientos norte i mediodia i si hubiera de tener sierras i cuestas sean por la parte de levante i poniente…”

El Virrey Toledo, decía:

“…porque auiendo tratado con Luis de Fuentes, que al presente está en esta dicha çiudad de La Plata, lo tocante a la poblaçion, se la e cometido y encargado para que la haga en el dicho valle de Tarija en la parte del más conveniente para la dicha defensa y de mejor sitio y comodidad para la conservaçion y salud de las personas que allí fueren a biuir y morar…”

La experiencia de algunos y la disciplina de otros, coadyuvaron a cumplir lo que el Rey Carlos V en 1523 había instruido a los conquistadores y fundadores de pueblos, villas y ciudades:

“…Y quando hagan la planta del lugar, repartanla por sus plazas, calles i solares a cordel i regla, comenzando desde la plaza mayor i sacando desde ellas las calles a las puertas i caminos principales, i dejando tanto compas abierto cuanto que aunque la población vaya en gran crecimiento, se pueda siempre proseguir i dilatar en la misma forma…”

EL ACTA DE FUNDACIÓN: JUEVES 4 DE JULIO DE 1574 Y LUNA LLENA

Lamentablemente, el Acta de Fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija elaborada el 4 de julio de 1574 por el primer Escribano Público y del Cabildo, Francisco Fernández de Maldonado en estrecha coordinación con Luis de Fuentes y Vargas. El Acta, junto a otras importantes disposiciones formaban el acervo documental que se encontraban registradas en el Libro Becerro del Cabildo Capitular de la Villa de San Bernardo de Tarija y; que obviamente, contenía la Real Provisión a favor de Luis de Fuentes y otros documentos, fueron quemados en julio de 1817 en ocasión del arribo a Tarija del Brigadier español Mariano Ricafort Palacín y Abarca, quien a la sazón estaba acantonado con sus tropas en Tupiza, recibió órdenes precisas del Virrey del Perú don Joaquín de la Pezuela y Sánchez de trasladarse a la brevedad posible a Tarija para recuperar ese estratégico territorio que el Cuarto Ejército Auxiliar del Río de La Plata al mando del Cnel. Araoz de La Madrid y guerrilleros tarijeños habían recuperado después de derrotar a las tropas españolas acantonadas en el Valle de La Concepción en el combate de la Tablada de Tolomosa la mañana del 15 de abril de 1817 y; en horas de la tarde, la rendición de todas las tropas españolas al mando del Cnel. Mateo Ramírez y; por supuesto, atrapar a los caudillos Araoz de La Madrid, Francisco Pérez de Uriondo y otros. Por esa razón, a mediados de julio -a los tres meses de la pírrica victoria de La Tablada- La Villa de Tarija y su territorio circundante fue recuperado por más mil soldados españoles que infringieron perversa derrota y desarrollaron férreo control hasta finales de 1819. Los Patriotas tarijeños al mando de Pérez de Uriondo tuvieron que huir hasta Padcaya, estableciendo allí su campamento volante, pero al poco tiempo, lo abandonaron y prosiguieron su huida hasta el Valle de Centa, cerca de San Ramón de la Nueva Orán porque Ricafort continuó persiguiéndoles (Antonio Baso Andreau: Un oscense casi olvidado, Mariano Ricafort Palacín, España, 1999)

Durante la permanencia de Ricafort y sus tropas, se cometieron una serie de abusos e iniquidades contra la población civil –hombres, mujeres y niños- y sus propiedades a manera de castigo por el apoyo brindado a Araoz de La Madrid y a los Patriotas tarijeños. Quemaron varias dependencias del viejo edificio del Cabildo y; entre ellas, la sala del Archivo. Entonces, queda claro que el Libro Becerro de julio 1574 que contenía el Acta de Fundación de 4 de julio de 1574 y otras decenas de libros fueron quemados.

El Libro Becerro así llamado por ser el primer libro del Cabildo con forro de cuero de puerco y que contenía todos los acuerdos del Cabildo de Tarija desde el mismo 4 de julio de 1574 y hacía énfasis en los nombres de los fundadores y pobladores favorecidos con los solares (terrenos urbanos), y dehesas (tierras rurales), que otorgó Luis de Fuentes y Vargas en su calidad de Capitán e Justicia Mayor e primer Fundador de la Villa de San Bernardo.

Entonces, es imposible conocer e identificar quiénes fueron beneficiados con esas primeras Mercedes de Tierra. Sin embargo, gracias al Corpus Documental Historia de Tarija (Tarija, Tomo VI, 1997), se pudo identificar a muy pocos beneficiarios y; por otro lado, permitió elaborar un borrador de la planimetría fundacional. Es decir, de acuerdo a los datos obtenidos, hemos confeccionado un plano de la planta primitiva de la Villa de San Bernardo de Tarija que definió diez y ocho manzanos fundacionales.

Hoy, interesa conocer y lamentar, que ese desgraciado mes de julio de 1817, el más preciado de todos los libros que poseía el Cabildo de Tarija, fue quemado. Sin embargo, no todo crimen es perfecto. El sacerdote franciscano P. Antonio Comajuncosa, estando en Tarija inició en 1810 un valioso libro que después de 75 años otro prominente sacerdote de la Orden Seráfica de San Francisco en Tarija, Fr. Alejandro M. Corrado lo concluyó: El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones (1884), donde en las páginas 10 y 11 el P. Comajuncosa nos ofrece la transcripción del oficio que el Cabildo de Tarija envió a las autoridades de la Real Audiencia de Charcas con sede en la Ciudad de La Plata (Sucre). Gracias a esa joya archivística y bibliográfica podemos respirar tranquilos porque a pesar del acto vandálico y criminal de julio de 1817, de alguna manera hemos conocido datos esenciales de nuestro Certificado de Nacimiento, que brindan constancia de la fecha de la fundación de la Villa.

Al respecto, el documento con fecha 29 de octubre de 1574, dice:

“…Si este Cabildo non á hecho esto antes de agora, á sido por dar a V. A. copiosa relación de todo lo que es la tierra desta provincia y calidades della; y porque también nos hemos ocupado en hazer algunas casas con torres fuertes, y un fuerte grande para todos los indios, que está hecho de palizada, que toma toda la plaza desta villa, dentro del cual están todos los indios muy contentos. Poblamos á quatro de julio en un sitio bueno y llano cerca del río principal; y por medio del pueblo va una acequia de ocho pies de ancho, y por la parte de arriba va otra del mismo ancho. La tierra, á lo que hasta agora á mostrado, es fértil, y creese se darán en ella viñas, y olivares, y otras qualesquier plantas. Es muy ancho el valle, que por partes tiene más de seys leguas, y de largo habremos corrido hasta diez leguas. Tiene muchos ríos y arroyos de muy estimadas aguas, que hay para poder poblar una insigne ciudad. Hay en los ríos muchos pescados de diferentes géneros, y en el valle mucha caza así de volatería como de montería; porque hay venados, urinas, y en lo alto vicuñas y guanacos, hay palomas, perdices, patos, garzas, bandurrias, y otros géneros de aves. Hay también mucho ganado vacuno cimarrón, y puercos; y el ganado vacuno en tan gran cantidad, que en esta provincia no se halla otra dificultad, sino, en haberlo, por el daño que hacen en las sementeras, y que los toros hacen de ellas por ser muchos, y en los indios y españoles por ser muy bravos…”

Por lo tanto, la única fecha oficial de fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija fue el 4 de julio de 1574 por el sevillano Luis de Fuentes y Vargas. Por lo tanto, no se realizó ninguna otra fundación anterior como aseveran otros investigadores; incluso otros, ponen en duda el 4 de julio de 1574 sin poseer ni presentar ningún respaldo documental.

Entonces, imposibilitados de conocer el documento y texto originales del Acta significa nuestra Partida de Nacimiento, durante años hemos dedicado tiempo en investigar diferentes actas de fundación de pueblos, villas y ciudades en nuestra América y; descubrimos que, si bien no existía una “receta única”, para su elaboración por parte de los fundadores y sus escribanos, existía una especie de “protocolo” que todos respetaron. Por ello, después de leer siete actas de fundación elaboradas antes, durante y después de 1574, hemos elaborado un texto adecuado para Tarija. Aunque debemos hacer hincapié que esta tarea está lejos de ser el texto original elaborado por Francisco Fernández de Maldonado, hoy inexistente por las circunstancias enunciadas en los párrafos anteriores.

De tal manera, el texto, debió ser, el siguiente:

“…El cuarto día del mes de julio, año del señor de mil y quinientos y setenta y cuatro, el muy magnánimo Señor Luis de Fuentes y Vargas, fundador y poblador de la villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija, en cumplimiento de la Real Provisión del Excelentísimo señor don Francisco Álvarez de Toledo, mayordomo de su majestad, su Virrey, Gobernador y Capitán General de los reinos del Perú; en nombre de Dios Todopoderoso y de su bendita Madre y de su Majestad y del dicho Señor Virrey Francisco Álvarez de Toledo, fundo la dicha Villa y señalo el sitio que ha de tener conforme a dicha Real Provisión de su Excelentísima y púsole nombre de San Bernardo de la Frontera de Tarija y en ella puso y mando poner y se alzó un madero, la cual Villa dijo que se ponga y se puso debajo de la Corona Real de Castilla y de León y así tomo posesión en ella arremetiendo su caballo en que estaba al presente, en el dicho nombre y de cómo lo facia quieta y pacíficamente y pidió por testimonio a mí Francisco Fernández de Maldonado, Escribano Público y del Cabildo de la dicha Villa de que yo el presente Escribano doy fe, siendo testigos los señores Procurador y Mayordomo de la dicha Villa que son Diego de Palacios y Juan de la Vega y los señores Antonio Domínguez, Gutierre Velásquez, Jaime de Luca, Blas González Cermeño, Francisco Ortiz y otros, y el dicho Luis de Fuentes y Vargas quien lo firmo de su nombre.-

Francisco Fernández de Maldonado dio lectura de tan importante documento que reflejaba el solemne momento histórico para todos los presentes. Por otro lado, de conformidad con el rito de rigor, Luis de Fuentes y Vargas a la cabeza del núcleo fundador y luego de escuchar los presentes el texto de la Real Provisión del Virrey Toledo, luego escucharon la lectura del Acta atentamente y finalizado el acto, sacó adarga y golpeo el “rollo” un tronco de algún árbol que plantado ex profesamente para dicho acto, comenzó frenéticamente a hundir su espada en la tierra, a cortar ramas de árboles y arbustos cercanos. Recorrió un corto espacio pisando con fuerza para dejar “huella”, arrancó hierbas y trasladó piedras de un lugar a otro y; observando, detenidamente a todos los presentes, y ante la mirada atónita de los Tomatas y Chichas que estaban alrededor, se dirigió nuevamente a su lugar y golpeándose la frente y cabeza con la Real Provisión otorgada por Toledo, en son de estricta obediencia al Rey de España Felipe II, juró ante el Pendón de Castilla y León y del Padre Francisco Sedeño (Capellán), Antonio Domínguez (Primer Alcalde Ordinario), Gutierre Velásquez de Ovando (Segundo Alcalde Ordinario), Jaime de Luca (Corregidor), Blas Gonzáles Cermeño (Corregidor), Francisco Ortiz (Corregidor), Hernán González (Corregidor), Diego de Palacios (Procurador), Juan de la Vega (Mayordomo), y Alonso de Ávila (Tesorero de la Real Hacienda). Al frente, como testigos presenciales de hecho tan trascendental, estaban aquellos hombres nobles como el sol y pobres como la luna: Francisco Chávez, Juan Durán, Alonso de Baeza, Pedro Fernández, Gonzalo Martín Hachero, Juan Rodríguez, Antonio Esquete, Diego Recio, Diego González, Alonso García, Juan de Valladolid, Juan García, Francisco Bravo, Domingo Hernández, Jusepe Guerrero, Juan Masías, Juan Redondo, Álvaro Ortiz, Vicente Añez, Juan de Obregón, Juan Pizarro, Juan de la Puente, Pedro Quijada, Hernán López, Francisco de Soliz, Pedro Suárez, Álvaro Sánchez, Pedro Fernández de Álava, Jerónimo Ortega, Juan Pedrero, Gaspar de la Rúa, Juan Cortez y Rodrigo Quiroga, los primeros cuarenta y cinco pobladores y fundadores de la Villa (P. Antonio Comajuncosa y Fr. Alejandro M. Corrado El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones (1810 – 1884)

Finalizada esta espectacular ceremonia, Luis de Fuentes y Vargas, armado con espada desnuda en punta, yelmo de caballero, coraza de plata bruñida, se alejó de todos y mirando al Oeste, dijo algo referido a; que a partir de ese momento, esa tierra era de propiedad de la Corona de España y; todos los presentes, españoles y originarios (Tomatas Copiapó y Chichas), eran vasallos y súbditos del Rey Felipe II. De esa manera, el territorio de la Villa de San Bernardo de Tarija, quedó consagrado como parte del dominio de la Corona de España.

Lamentablemente, el libro Becerro, aquél que contenía el Acta de Fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija y las primeras Merced de Tierras, referidas a la distribución de solares por parte de Luis de Fuentes y Vargas a los primeros pobladores y fundadores y otros libros del Cabildo, fueron quemados a partir del 11 de julio de 1817.

Respecto a la fecha de fundación, existen algunas posturas personales que niegan esa fecha. Ante ello, deseamos hacer un aporte documental que nos permite aseverar que la fundación efectivamente fue el 4 de julio de 1574. Para tal cometido, ofrecemos al lector la transcripción que los padres franciscanos Antonio Comajuncosa y Alejandro Corrado plasmaron en su obra El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones – Noticias históricas recogidas por dos Misioneros del mismo Colegio (Tipografía del Colegio de San Buenaventura – 1884), sobre el pliego remitido el 29 de octubre de 1574 por el Cabildo de la Villa a las autoridades de la Real Audiencia de Charcas con sede en la Ciudad de La Plata (hoy Sucre) El texto, dice:

“…una mano temeraria o ignorante rasgó del libro de Cabildo la hoja que contenía el Acta de Posesión y Fundación de esta villa; apenas, quedan unas palabras, que no dan sentido alguno. Afortunadamente podemos suplirla con una carta, que el Concejo Municipal de ella escribió a la Real Audiencia de La Plata con fecha 29 de octubre del mismo año de 74 y; que es el documento más antiguo que se encuentra en este archivo”

“Si este cabildo non á hecho esto antes de agora, á sido por dar á V.A. copiosa relación de todo lo que es la tierra desde provincia y calidades della; y porque también nos hemos ocupado en hazer algunas casas con torres fuertes y un fuerte grande para todos los indios que está hecho de palizada que toma toda la plaza desde villa, dentro del cual están todos los indios muy contentos.

Poblamos á quatro de julio en un sitio bueno y llano cerca del río principal y; por medio del pueblo, va una acequia de ocho pies de ancho y por la parte de arriba va otra del mismo anchor. La tierra, á lo que hasta agora á mostrado, es fértil y créese se darán en ella viñas y olivares y otras cualesquier plantas. Es muy ancho el valle, que por partes tiene más de seis leguas y de largo habremos corrido hasta diez leguas.

Tiene muchos ríos y arroyos de muy estimadas aguas que riegan la mayor parte del valle. Es mucha tierra que hay para poder poblar una insigne ciudad. Hay en los ríos muchos pescados de diferentes géneros y; en el valle, mucha caza así de volatería como de montería, porque hay venados, urinas y; en el alto, vicuñas y guanacos, hay palomas, perdices, patos, garzas, bandurrias y otros géneros de aves. Hay también mucho ganado vacuno cimarrón y puercos y; el ganado vacuno en tan gran cantidad, que en esta provincia no se halla otra dificultad, sino, en haberlo, por el daño que hacen en las sementeras y que los toros hacen en ellas por ser muchos y en los indios y españoles, por ser muy bravos…”

Los párrafos anteriores, son contundentes. Por lo tanto, de muy mala fe es querer negar la fecha de fundación de la Villa de San Bernardo y desmerecer la trascripción que realizó el Padre Antonio Comajuncosa antes de 1810 y; posteriormente, por Alejandro Corrado, los dos más prominentes historiadores franciscanos que tuvo Tarija desde inicios a fines del siglo XIX, cuyas obras son muchas y exquisitas.

Creemos un despropósito y desatino el desautorizar y minimizar la transcripción que hizo Comajuncosa del Expediente de 1574, una fuente documental primaria y; que a nuestro entender, es valiosa para suplir de alguna manera el Acta Original de Fundación de la Villa de San Bernardo de Tarija. De esa manera, con la honestidad intelectual propia de los dos sacerdotes franciscanos, quedó sentada la denuncia de la desaparición del Acta en el libro editado el año de 1884.

Fue el jueves 4 de julio de 1574 con luna llena, la fecha oficial de la primera y única fundación de la Villa de Tarija y; la honra, como fundador le corresponde al sevillano Luis de Fuentes y Vargas.

EL ALARIFE Y LA TRAZA DE LA VILLA DE SAN BERNARDO

Con las Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación de Las Indias (1573), y la Real Provisión de 22 de enero de 1574, Luis de Fuentes y Vargas, tenía toda la autoridad para cumplir sus obligaciones como Capitán e Justicia Mayor:

“,,,y por la presente, os doy comision para que podays dar y rrepatir tierras, solares y chacaras, huertas, estançias, cauallerias y otros aprobechamientos de la dicha villa…”

Con el apoyo del influyente Gutierre Velásquez (Segundo Alcalde Ordinario), del Alarife y otros experimentados soldados, a partir del 4 de julio se procedió a la traza de la plata primitiva de la Villa de Norte a Sur y de Este a Oeste arrogando un total de 18 manzanas. Cada manzana, de 144 varas castellanas por lado y; cada manzana, dividida en cuatro solares de igual tamaño (72 por 72 varas), que fueron repartidos entre los 45 primeros pobladores y fundadores de la Villa y; las calles de por medio, debían medir 15 varas castellanas (vara castellana, igual a 83.5 centímetros)

El cuadro central fue destinado para la Plaza. Por el Saliente; un solar para Luis de Fuentes y Vargas (hoy ocupado por la Asamblea Departamental Legislativa, calle Gregorio Araoz de La Madrid esquina Sucre). Por el Poniente, y toda la manzana destinada al Convento, Iglesia y Panteón de la Orden de Santo Domingo, donde se construyó la primera Iglesia Matriz de la Villa bajo la advocación a La Inmaculada  Concepción de Nuestra Señora (hoy esquina Gregorio Araoz de La Madrid esquina Gral. Trigo)

La traza de la Villa de Tarija, constaba de tres calles que se dirigían de Norte a Sur y tres calles de Este a Oeste formando diez y seis manzanas. Al Noroeste, se encontraba la loma del actual Corazón de Jesús y; por el Este, el terreno era más plano y extenso. Al Sur, se extendía el vasto lecho pedregoso del Río caudaloso que recién a partir de agosto de 1576 se denominará Guadalquivir que discurría sus aguas de Norte a Sur.

EL POBLAMIENTO DE LA VILLA DE SAN BERNARDO DE TARIJA

El núcleo de la población, estuvo desde la primera hora de la fundación, en la Plaza de Armas. Los demás solares que estaban frente a la Plaza, se distribuyeron entre los principales pobladores. Los solares concedidos, debían ser cerrados con tapia de abobes. Es importante decir que, desde el momento mismo de la fundación, se inició la construcción de una palizada alrededor de La Plaza para ofrecer resistencia a los ataques de los chiriguanáes que incrementaban sus peligrosas incursiones contra la Villa y sus pocos habitantes.

Los indios Tomatas Copiapó fueron los primeros aliados de Luis de Fuentes y Vargas; en cambio los indios Chichas, por instrucciones del Virrey Toledo en marzo de 1574, vinieron en calidad de yanaconas para ayudar a la construcción de la Villa. En definitiva, ambos no conocían propiamente el adobe que es de origen árabe (el atob), introducido por los españoles.

LA CONSTRUCCIÓN DE LAS CASAS EN LA NACIENTE VILLA

Con tantos contratiempos, inevitables por cierto, la Villa de San Bernardo fue creciendo poco a poco y con muchas dificultades. Sin duda alguna, las pocas casas construidas debieron de ser de bahareque y de paja. La primera, fue de Luis de Fuentes y Vargas, ubicada en la esquina del Saliente. Al Poniente, fue construida la primera Iglesia recién a partir del año de 1577 por gestiones de Fray Francisco Sedeño de la Orden de Santo Domingo y que terminó derrumbándose definitivamente para no ser levantada nunca más.  Al respecto, subrayar que ésta Orden fue la primera en ingresar al Valle de Tarija en septiembre de 1539 con la Expedición del griego Pedro de Candia. Entre ellos, se encontraba el sacerdote Rodrigo Gonzáles de Marmolejo en calidad de Capellán, que después de fracasada la Expedición a Tarija, se enroló en la expedición al mando de Pedro de Valdivia para el descubrimiento, conquista y fundación de Chile. Valdivia después de superar una serie de dificultades, el 12 de febrero de 1541, invocando el nombre de Dios y su Bendita Madre y del Apóstol Santiago, fundo la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo. Entre los fundadores se encontraba el Bachiller o Capellán Rodrigo González Marmolejo y luego elegido como el primer Obispo de Santiago de Chile. Además, alrededor de La Plaza, estaban los solares de las autoridades del Cabildo que poco a poco fueron construyendo sus casas, junto al Edificio del Cabildo. Mientras tanto, en las callejuelas adyacentes, los otros vecinos construían s


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