Estiman que la PTAR de San Blas estará lista en diciembre.

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Hasta el mes de marzo de la presente gestión, el avance que registraba la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de San Blas era de 75 por ciento, de acuerdo a la última inspección realizada a la obra. Desde entonces se avanzó entre un 15 y 20 por ciento. Activistas señalan que, si las planillas de avance se cancelan de acuerdo al cronograma establecido, la ejecución culminará en diciembre.

Las familias beneficiadas serán unas 7.866 de más de 29 barrios de los distritos 12 y 13 del área urbana del municipio de Cercado, de acuerdo a información de la Gobernación. El saldo que corresponde cancelar para la conclusión de la obra, es de 25 millones de bolivianos.

Lento, pero seguro

El presidente del Comité Impulsor de la PTAR, Ricardo Pacheco, informó que durante la cuarentena por la pandemia del Covid-19 en el país y el departamento de Tarija, surgieron algunos retrasos en los avances para la construcción de esta obra, sobre todo por las restricciones de bioseguridad para las empresas constructoras.

Los avances son “lentos, pero seguros” y se estima que esta obra, que saneará la contaminación que a la fecha aún recibe el margen derecho del río Guadalquivir, culmine en diciembre de la presente gestión.

“La PTAR de San Blas se ha retrasado un poco, pero sigue avanzando lentamente, ya está entre un 85 a 90 por ciento de avance, se estima que, si la Gobernación cumple con el pago de las últimas tres planillas de 25 millones de bolivianos, a fines de este mes (septiembre) llegarán los últimos equipos para la obra”, señaló.

Algunos de los equipamientos incluyen los dispositivos que permiten la purificación y desinfección del agua a través de luz ultravioleta (UV). La PTAR de San Blas, que saneará el margen derecho del río Guadalquivir, implica que las aguas residuales de una buena parte de la población sean tratadas de manera apropiada y de igual manera beneficiará al caudal que actualmente posee el río.

En cuanto a la inversión de esta obra, el monto es de 102.599.238,64 bolivianos y la ejecución es compartida entre la Alcaldía de Cercado y Gobernación de Tarija.

“Las aguas tienen que ser tratadas, sobre todo ahora con la pandemia, porque estas aguas se usan para riego de la producción agrícola en diferentes comunidades, productos que luego nosotros consumimos, es un tema de salud”, puntualizó.

Actualmente, algunas zonas colindantes al río Guadalquivir aún no tienen un sistema de alcantarillado para las aguas residuales, por lo que depositan sus desechos de manera directa al afluente.

Retraso

Durante una inspección, en diciembre del 2019, se expuso que su conclusión sería para abril de este año

La Macro Planta sigue en debate

El lugar para el emplazamiento de la Macro Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Tarija apuntó al barrio San Luis, zona en la que actualmente se encuentran ubicadas las lagunas de oxidación que están colapsadas.

Se conoció a través del jefe de la Unidad de Agua y Saneamiento Básico del Gobierno Municipal de Tarija, Omar Morales, que el estudio por parte de AETOS Consultores S.R.L, para el emplazamiento de la PTAR en San Luis, contó con una serie de “observaciones” por parte de la Alcaldía, sobre todo por temas “sociales”.

Lagunas de oxidación en San Luis

Al respecto, Ricardo Pacheco expuso que la empresa consultora realizó una encuesta a sectores profesionales y dirigentes barriales en el Distrito 11 para conocer la factibilidad de las zonas en las se pretende ejecutar la obra, en El Portillo o San Luis.

“Después que hubo la encuesta a todos los tarijeños incluido el Distrito 11, el 95 por ciento de los participantes han apoyado la planta en San Luis, por lo tanto, pedimos al Alcalde de Tarija, al Gobernador y al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, haga caso de esta encuesta profesional, que debido al gran apoyo que tiene esta obra, se busque el financiamiento”, aseveró.

Cabe destacar que la presidenta del barrio San Gerónimo Lindo, Cristina Garnica, confirmó que en el Distrito 11 de la ciudad aún existen viviendas que, al no tener acceso a la instalación de un sistema de alcantarillado, desechan las aguas residuales de manera directa a las quebradas de la zona, causando malos olores y otras situaciones que ponen en riesgo la salud de los vecinos.


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