Demanda a su exjefe por echarse pedos en la oficina.

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Una corte de apelaciones de Australia desestimó ayer un caso de acoso presentado por un ingeniero que acusó a su exsupervisor de atacarle repetidamente a punta de pedos.

La Corte de Apelaciones del estado de Victoria confirmó la decisión de un juez de la Corte Suprema, que señaló que la flatulencia no necesariamente se constituye en una intimidación.

El jugador de 56 años de edad está buscando 1.8 millones de dólares australianos por daños de su antiguo empleador en Melbourne, Ingeniería de la Construcción.

Hingst declaró que se había mudado de oficina para evitar las flatulencias del supervisor Greg Short. Señaló que Short ingresaba varias veces al día a la pequeña oficina sin ventanas y volvía insoportable el espacio con sus pedos.


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