Adriana Salvatierra: ‘No voy a usar seguridad, no quiero ser inaccesible’

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La nueva presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, proviene del grupo adscrito al Movimiento Al Socialismo (MAS) Columna Sur; originalmente cruceña, una organización de jóvenes marxistas y feministas. Enfatiza, sin embargo, que éste no es ni mucho menos el único semillero del MAS, que hay otras “juventudes” masistas, de las que van saliendo nuevos liderazgos. Tomando el ejemplo del expresidente del Senado José Alberto Gonzales, anuncia que tampoco usará seguridad, pero por su propia razón: ser accesible a la gente.

— Columna Sur, Generación Evo. ¿En qué medida siempre son la cantera o semillero del MAS?

— Son muchas más organizaciones que estas dos; tenés al FREC, Frente Estudiantil Revolucionario Comuna; Resistencia; obviamente Juventudes del MAS, de la que todos somos parte; la Zurda en Cochabamba, Luis Espinal, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Cañoto, la Juventud Igualitaria del Plan (3.000) Andrés Ibáñez; un conjunto de organizaciones que en este momento creo que son el semillero de nuevos liderazgos.

— ¿Semillero para mandos medios técnicos, digamos, o mandos nacionales?

— Todo. Te doy el ejemplo de los jóvenes del Plan 3.000, con 13, 14 años eran jóvenes que estaban en la defensa del Plan, cuando entraba la Unión Juvenil Cruceñista a destruir los puestos de los comerciantes si éstos no hacían paro cívico. Eran jóvenes porque eran los hijos de los comerciantes, que entendieron que en Santa Cruz existía una violencia política que buscaba criminalizar a gente que apostaba por este proceso de cambio, y que hoy día han asumido responsabilidades. Tenés a Valeria Silva en Diputados, Eva Humérez en Pando como parlamentaria; Helmar Callejas en Chuquisaca; Mónica Copa en El Alto; Ademar Valda en Cochabamba; en el Ejecutivo, Mariana Prado, Manuel Canelas; aquí tenés a Rosita Muñoz, que trabaja al frente de Ademaf Beni. En todos los niveles hay jóvenes que se empiezan a incorporar en el servicio público, pero que vienen de una trayectoria política de compromiso probado.

— Columna, sin embargo, tiene un origen particular. Santa Cruz del 2007, 2008.

— A un compañero que fue visto con su polera de Luis Espinal lo agarraron a golpes, le hundieron el cráneo, hoy tiene discapacidad. Columna asumió su uniforme de la gorrita y la pañoleta porque fácilmente después de un acto te las retirabas y continuabas sin que nadie te identifique. Crecimos en un contexto particular, de resistencia, pero no negativa, sino porque existían formas de violencia para hacer política, y nosotros queríamos otra cosa, construir este proyecto político nacional que apostaba por la construcción del país.

— Son jóvenes marxistas…

— Sí. Todo ser humano, aunque no lo diga, confiese o teorice, tiene un marco teórico que se convierte en un lente para ver todo, la ciudadanía, los derechos, el medioambiente; un lente para ver el panorama político; para nosotros eso es el marxismo: comprender que hay una sociedad donde existen ricos y pobres y, dicho de forma sencilla, nuestra opción siempre es por los más humildes.

— Mejor la claridad ideológica antes que esquemas ambiguos…

— Mira, también nos definimos como feministas; creemos que la historia fue un recorrido de construcción patriarcal; esa lógica para construir la familia, la sociedad, el pensar la religión, la política, siempre estuvo transversalizada por lógicas masculinas, para construir el poder, para alcanzarlo, reproducirlo y ejercerlo. Es una organización que se define marxista porque su opción es por los más humildes, y es una organización feminista porque luchamos por construir el feminismo con todos nuestros compañeros y compañeras.

— Hablemos de la gestión. ¿En verdad, qué se juega en el Senado, a diferencia de Diputados?

— Es cámara revisora, la que en última instancia vela no solo por la constitucionalidad del proyecto de ley, sino que además hace una revisión técnica de la norma que haya sido aprobada en Diputados.

— Aunque por ser pocos, hay más posibilidad de concertación.

— Sí. Muy raras veces nos hemos agarrado a gritos en la Cámara; además que quienes han estado en la presidencia, Gringo o Milton (Barón), jamás han dado margen a que pasemos del debate político, técnico, al debate personal.

— Si Gringo se mantuvo tres años fue porque daba voz a todos, respetaba; fue peculiar eso de renunciar a la seguridad, andar como cualquier ciudadano…

— Y la austeridad

— Eso gana a la gente.

— Yo creo que sí. Lo positivo de su gestión ha sido no solo la capacidad de tender puentes de diálogo con la oposición, sino también que él nunca dejó de ser una persona sencilla. Era el mismo que cuando salía a la calle y saludaba a la gente que cuando se reunía con el Presidente. Esa es una cualidad que debe ser reproducida en esta gestión, aunque con obvias diferencias: en el caso mío, por ejemplo, yo sí utilizo el teléfono que nos dio la Cámara, como todos los senadores; sí usaré el vehículo (oficial) porque no conozco la ciudad, soy de Santa Cruz y a mí se me dificulta. Pero no voy a andar con seguridad porque no quiero convertirme en alguien inaccesible; trataré de ser como el Gringo, de poner la humildad como eje transversal para dirigirme a todos.

— Lo de la agenda de género.

— La República de Bolivia se fundó sobre la exclusión de las grandes mayorías; el Estado Plurinacional, sobre el principio de inclusión, por eso se constitucionaliza la paridad y equidad, por eso nosotros alcanzamos el 51% de la Asamblea. Y no lo podemos naturalizar porque no es normal: cuando vos vas a eventos internacionales, dan su informe y ciertos países dicen “sí, antes teníamos un 25% y hoy un 28%” [de mujeres parlamentarias], y todo el mundo aplaude; pero cuando expone Bolivia, se sorprenden porque nosotros alcanzamos 51%. ¿Por qué Bolivia, después de Ruanda, es el país con mayor representación femenina y en América Latina el primero? Porque aquí se dio una revolución y si no fuera por este marco histórico de un proceso de cambio, que impulsó la Constituyente, esto no sería posible.

— El tema es si eso se traduce en un real empoderamiento…

— Muchas veces, este logro que decimos del 51% quizás no refleja las banderas de los movimientos feministas, porque podemos ser mujeres, pero no todas vamos a ser feministas, hay mujeres que no lo son dentro de la Asamblea. Hay mujeres que defienden el derecho a decidir sobre su cuerpo, su sexualidad; y hay otras que no, que creen que una mujer debe escuchar lo que dice la iglesia o el Estado; entonces, tienes todo tipo de mujeres en la Asamblea Legislativa.

— ¿Cómo hacer, además, que una reivindicación legítima no caiga en imposturas, que además del género valgan los méritos?

— Las feministas no luchamos por una inversión de roles, por estar encima de los hombres en términos de derechos. Luchamos por la igualdad entre hombres y mujeres; y eso quiere decir que vos como hombre comprendás que yo tengo situaciones diferentes para ver la vida; que muchas mujeres todavía, en el ámbito público ya no porque está penalizado, pero en el privado haya mujeres que reciben menor salario por un mismo trabajo; que aún la sociedad pretende hacernos creer que la economía del cuidado es una tarea exclusiva de la mujer, que “la mujer tiene que atender su hogar porque le nace, porque hormonalmente se le mueve el cuerpo, porque tiene un deber afectivo”; no. El trabajo en el hogar debe ser reconocido. Esas cosas a mí me hacen feminista. ¿Qué es lo que no comparto? No comparto con aquellos movimientos cuya forma de llegar a vos, como varón, es violenta, porque interpela no de forma educativa tu proceso o lugar en la sociedad, el patriarcado, que todos tenemos, cuando a todos nos han educado con el patriarcado. Para desmontar el patriarcado debe haber un proceso profundamente educativo; y un proceso educativo, incluso para interpelar, no puede ser violento.

Adriana Salvatierra Arriaza. Cuando se le preguntó sobre que en cada interpelación, religiosamente el interpelado sale aplaudido, dijo: “Nosotros vamos a velar porque se respete la imagen institucional de la Asamblea; esta es una instancia de fiscalización con el Ejecutivo”.

Datos

Nombre: Adriana Salvatierra Arriaza

Nació: 3 de junio de 1989, en Santa Cruz de la Sierra

Profesión: Politóloga.

Cargo: Presidenta de la Cámara de Senadores, gestión 2019-2020.

Perfil

“Yo no soy activista política, yo soy militante. El activismo va por causas y tiene un fuerte grado de espontaneísmo; nosotros en cambio tenemos un programa político”.

La Razón


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