Tarija: Corpus Christi, ajipa y chicha, toda una tradición

Compartir Noticia

La celebración de Corpus Christi siembre tuvo connotaciones muy marcadas en la ciudad de Tarija, tanto en lo social como cultural. Se celebra 60 días después de la Pascua y el primer jueves después de la Fiesta de la Santísima Trinidad. En la capital, el día de Corpus se realizaban dos misas y dos procesiones en las que se trasladaba al Altísimo por las principales calles de la ciudad.

La primera procesión correspondía a la Capilla o Iglesia de San Roque, en ella acompañaban campesinos y pueblo en general, bajaba por la Calle Real (Comercio y actual General Trigo) circundaba la Plaza mayor para retornar por la Calle de la recova (Sucre) y la Calle Ancha (Cochabamba).

Mientras que la procesión de la tarde era solemne, correspondía a la Iglesia Matriz o Catedral. Para el efecto, las familias acomodadas hacían los arreglos de los altares o estaciones frente a sus casas o en las esquinas, era una competencia de suntuosidad, en estos arreglos se asentaba el custodio, que es un pequeño resplandor dorado en cuyo centro se aloja una ostia.

En horas de la noche, la sociedad tarijeña se esparcía con delicadas retretas en la plaza Luis de Fuentes. En las horas subsiguientes, se daba inicio a la algarabía de bailes privados y fiestas populares. En los privados, los caballeros asistían de frac, sombrero y bastón, mientras que las damas poseían elegantes vestimentas. En la velada corría bastante bebida europea, a la medianoche se acostumbraba servirse carnes frías de pavo y salsas. En los salones, también podía escucharse la melodía de los pianos, la fiesta duraba toda la noche.

Los festejos del pueblo, clase media, baja y campesinos eran más sencillos, se reunían en el barrio San Roque, a lo largo de la calle Ancha (hoy Cochabamba, llamada así por la profusión de la chicha), las casas fiesteras llamaban con sus banderillas rojas anunciando chicha y comidas, los parroquianos pasaban la noche al son del erke y caja, aunque también la caña anunciaba la cercanía de San Roque. La fiesta era con sanada y todo, mientras la riña de gallos se desarrollaba con euforia. La fiesta de Corpus Cristi, tenía octava y también encierro, con similar entusiasmo y fe religiosa.

El invite de vino en ajipa

En Tarija, desde tiempos inmemoriales se viene practicando el “invite” de vino en copa de ajipa, tradición muy propia de la región. De esta manera, Corpus Christi se celebra bebiendo vino en una copa elaborada de ajipa, la misma que es adornada con flores de la época, como rosas pascuas e ilusiones acompañadas de un ramo de albahaca, la Violeta es la flor esencial de Corpus, cuya fragancia incorpora al vino un sabor distinto y fraternal.

Históricamente se sabe que ya por el año 1863, el campesino acomodado o pudiente, brindaba el vino de su producción con amigos y familiares, mientras que el campesino de menores recursos, asumía este acto de religiosidad y amistad terrenal con un licor proveniente del zumo de la uva fermentado; bebida que luego se la llamaría chicha de uva. La copa de ajipa significaba el cáliz y su contenido la sangre de Jesús, los arreglos florales representaban la belleza, brillo y solemnidad del encuentro del alma con Dios, lo propio significaba brindar con sus semejantes, este brindis era un honor y una distinción que no se podía evitar ni rechazar, a la vez que proporcionaba alegría y esparcimiento.

La ajipa se había elegido por el gusto que le otorga a la bebida, mientras que las flores de violeta complementaban con su agradable aroma. La ajipa es un tubérculo, cónico, carnoso, de pulpa abundante y blanca, una vez retirada la pulpa, toma la hermosa forma de una copa natural

La costumbre de la época, era la probada del vino o de la chicha durante la víspera, muchos se quedaban hasta el día siguiente. El día de la celebración, diferentes casas preparaban su propio vino o su chicha de uva; habían tradicionales alféreces que esperaban a los comunarios  y/o amigos, durante estos días se tocaba el erke y la caja e interpretaban coplas, que no siempre eran de corte religioso, sino que hablaban de amores y desamores, de esperanzas no logradas, aunque también las hay de tipo picaresca y festiva, siendo la copla compuesta de cuatro versos, se dispone cada dos versos un remate, que generalmente consiste en “¡Ay! doñita, tarde había sido, se había entrado el sol”, puede ser también “Ay doñita, si ahora no hay como, mañana será”, remates entre los más recordados.

A fines del siglo XIX, la tradicional celebración de Corpus Christi abarcaba casi todo el valle de Tarija y se había afincado en la propia Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa, la practicaban los criados, los mozos de la casa, artesanos y campesinos, la costumbre se concentró en la otrora calle Ancha, luego pasaría a las vendedoras de la recova. Para entonces se bebía también chicha de maíz, vino patero y chicha de uva. Luego sería una costumbre popular.

La celebración de Corpus Christi en el campo se prolongaba los días subsiguientes con bebida, comida y música, mientras aguardaba el caballo en la tranquera o en el fondo de la casa del alférez. Tradición que aún se mantiene en algunas comunidades.

FUENTE: EL PAÍS


Compartir Noticia

Comentarios