“¡Muy bien Villamil..!”, “¡Vamos Villamil!”. Eran las frases que replicaban los hinchas de Bolívar a lo largo de la grada de preferencia, asiendo sentir su conformidad por el buen rendimiento que tuvo el tarijeño en la final soñada ante The Strongest en el templo del fútbol boliviano.
Decir que Gabriel Villamil viene jugando bien en filas celestes suena ya algo obvio, puesto que esta figura quedó demostrado y ratificado este domingo, fecha en que el mediocentro defensivo pasó de ser una promesa por el que se apostaba en un inicio, a transformarse en la realidad de un futbolista que cada vez pisa más fuerte en Bolívar, al punto de ser considerado un jugador importante para la medular del entrenador brasilero Carlos Zago, quién en más de una vez destacó la evolución del ex Tenis Soccer, escuela de fútbol en la que empezó este sueño de llegar a ser futbolista profesional y conquistar títulos.
Ese sueño del que todo chico imagina cuando juega con los amigos de barrio, Gabriel lo logró a sus 20 primaveras. Consiguió hacer realidad el sueño de jugar una final de Liga profesional con un Hernando Siles que explotaba de gente, pues el gigante de Miraflores se puso coqueta para recibir a Bolívar y The Strongest, los dos mejores equipos del Torneo Apertura que dieron cita en la que fue bautizada como la “final soñada” por tratarse de los máximos exponentes del fútbol boliviano.
Más allá del mérito que uno y otro equipo hizo para llegar a la gran final, todo eso quedaba atrás y para las estadísticas, laa final era otro partido, en el que todo empezaba de cero y los protagonistas eran conscientes.
En la jerga del fútbol se suele decir que las finales hay que ganarlas sin importar que se juegue bien; lo importante es salir primero porque del segundo nadie se acuerda, lo decía el gran Carlos Salvador Bilardo.
Lo cierto es que Bolívar no sólo es que se quedó con el título, que era el gran objetivo de la institución que pedía a gritos romper con la mala racha de varias temporadas de frustradas participaciones, sino que además lo hizo con autoridad superando por todos los frentes a su clásico rival, que quedó noqueado al minuto 1 de juego con el gol del brasilero Francisco Da Costa.
De ahí en más el Tigre quedó sumergido y no aparecieron los salvavidas como Henry Vaca, Triverio, Amaral, Arrascaita, o algún remate de esos furibundos que suele sorprender el “Menona” Saucedo cuando le pega desde el patio de su casa. Pero ninguno de estos se disfrazó de héroe para ir al rescate de su equipo que con el correr de los minutos se hundía lentamente ante la mirada triste de miles de sus simpatizantes.
Bolívar se llama el ejército con el que se estrelló el aurinegro. De esa armada que se hizo inmenso en el gramado del Siles, hubo varios soldados que plantaron espada al rival desde un inicio, marcando territorio y dejando un claro mensaje de autoridad en el campo de batalla.
Es ahí donde quiero llegar con este reporte sobre la importancia de Villamil en el título conseguido por la AKD. Pues el chapaco fue el líder del mediocampo celeste. Jugó quizás el mejor de sus partidos en lo que va en su etapa como profesional en filas celestes. Para jugar en grandes clubes del extranjero hay que brillar en partidos decisivos dicen los manuales del fútbol y baya que Villamil lo cumplió a cabalidad este consejo.
El de la cabellera platinada se plantó firme como un roble en centro para contener la ofensiva del Tigre y lo consiguió con éxito. Claro que también recibió el respaldo de Justiniano y un Granell que es de sorprenderse por la mejora en su rendimiento, pero eso es historia que otro día tocará analizar, pero que hoy merece destacar al español que cambió los silbidos por aplausos.
Volviéndonos a concentra en “Villa”, puedo afirmar por lo que vi desde las gradas del Siles, que fue un jugador clave en darle el equilibrio a su equipo en el mediocampo, que es un sector donde muchas veces se ganan los partidos y Bolívar lo consiguió con su tridente; Villamil, Justiniano y Granell. Claro que también tienen un mérito alto los atacantes Bruno Sávio y Da Costa que estuvieron despiertos y efectivos.
El chapaco aportó marca, recuperación del balón, pero además manejaba perfectamente los tiempos del partido cuando tenía el balón. No se precipitada por soltar la pelota o dividir con pelotazos sin criterio en busca de sus colegas de ataque, que se suele cometer cuando te desesperas y más siendo joven. Pero a Villamil no le quemaba la pelota y es por eso que la hinchada celeste ponderó a lo largo del partido con elogios hacia al tarijeño.
Hubo algunos pasajes del partido donde a Gabriel le tocaba armar el contragolpe y el tarijeño conducía el balón pegado al pie a buena velocidad y al ver que no había nadie en quién apoyarse en ataque, retrocedía con buenos movimientos técnicos para esquivar a los rivales y buscar apoyo en sus amigos que venían por detrás, entregándoles una pelota limpia a sus pies para controlar la jugada y empezar de nuevo el ataque. Vaya sutileza del chapaco para tratar a la caprichosa, siendo esta una cualidad que sumó en su juego y lo va mejorando.
Fin del partido con el 3-0 y los jugadores de Bolívar dieron la vuelta el estadio para presentarles el título obtenido. Ahí jugadores como Francisco Da Costa, Roberto Carlos Fernández, César Martins encabezaban la aclamación de la grada, pero Villamil también recibió el cariño de los miles de hinchas celestes. Ese amor por el tarijeño también fue reflejado en los festejos en la caravana por las calles del centro paceño, momento donde el volante defensivo fue pedido por la multitud para que saliera de la apretadura de sus compañeros en el bus para saludar a la multitud que coreaba su nombre.
Al finalizar el partido, conversamos con aficionados celestes y varios de ellos coincidieron que Gabriel Villamil es un jugador a exportar al fútbol del extranjero por la evolución constante que viene mostrando el futbolista y que su corta edad le favorece para dar el salto al exterior con la Selección Boliviana Absoluta.
Ahora bien, el precio que se cotiza por Villamil es de 800 mil euros, según la valoración del portal Transfermarkt que hace poco hizo una actualización del valor de los futbolistas en la División Profesional del fútbol boliviano y el mundo. Henry Vaca (The Strongest) también cotiza al mismo precio y son los bolivianos más caros en nuestro fútbol. Luego los extranjeros que mejor cotizan son los también bolivaristas Bruno Sávio con 1 millón de euros y le sigue su compatriota Francisco Da Costa con 900 mil euros.
Los 800 mil euros de Villamil vienen a ser una “ganga” para las altas cifras que se manejan en el mercado europeo, brasilero incluso argentino y tomando en cuenta los 20 pirulos de edad y el potencial que exhibe el tarijeño no resulta para nada raro pensar que salten interesados por el mediocentro defensivo de Bolívar en un corto plazo.
FUENTE: EL PAÍS
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