Guido Fernández Zárate es el menor de siete hermanos, tiene 21 años y, hasta la semana pasada, trabajaba con materiales de construcción, como indica su cuñada, Irene Jiménez. El jueves 17 de marzo, como todos los días, se dirigía en su motocicleta a la zona del Urubó (Santa Cruz) para trabajar, pero no llegó. En el camino sufrió un accidente, que aún no está del todo claro, pero que implica a una camioneta del grupo Delta de la Policía, un conductor ebrio -según los análisis de sangre a los que refiere Irene- y múltiples heridas.
Guido terminó tirado en la calle, con fracturas en el cráneo y en la pierna, además del hígado muy dañado. El conductor de la camioneta, un policía, se dio a la fuga y en su paso arrastró la motocicleta. Vecinos de la zona lo detuvieron y evitaron que consiguiera huir. Videos en redes sociales muestran estas últimas escenas.
“Mi impotencia es que lo dejó botado, no lo auxilió; es un ser humano… como a (los) animales lo ha dejado”, dice entre lágrimas la cuñada de Guido. El joven está en coma y ha pasado por varias cirugías. La familia no sabe si despertará, pero tiene esperanzas. También muchas incógnitas, la mayoría sobre cómo podría afectarle este accidente cuando despierte. Su madre habla poco, solo llora; su chiquitito, el más pequeño de sus hijos, no abre los ojos desde el día del accidente.
Tres médicos atienden al paciente, uno ve la fractura de la pierna, otro la cabeza y un tercero el hígado. Irene cuenta que han quitado la parte más afectada del hígado de Guido, que la herida ha estado abierta entre tres y cuatro días para que los médicos pudieran verificar que sanara.
Las cuentas de la clínica privada en la que está internado Guido siguen sumando. Hasta el lunes 21 habían alcanzado Bs 80 mil, que la familia consigue de donde puede, sobre todo mediante préstamos. “En la clínica, si no se deposita no lo atienden como se debe, no lo curan”, dice Irene, que además apunta que el responsable del accidente, quien está detenido preventivamente en Palmasola, no ha ayudado económicamente, hasta el momento.
“Entre ellos se ocultan, se camuflan; no hay justicia”, lamenta en referencia al conductor de la camioneta que, supuestamente ocasionó el accidente. “Ese día, el culpable estaba feliz con sus camaradas, no estaba en la carceleta y no lo habían enmanillado”, refiere.
En conferencia de prensa el director de Tránsito, Roberto Pórcel, el día del accidente señaló que el conductor sería sancionado, de ser hallado culpable, como cualquier ciudadano infractor.
Irene además narra que, según lo que le dijeron a la familia de Guido, la camioneta del accidente no contaba con SOAT ni el chofer con licencia de conducir.
La familia continúa buscando videos de seguridad de las casas y negocios de la zona; según Irene, la mayoría de los vecinos se los cedieron sin problema, salvo una farmacia que se encuentra en una esquina, que puede tener imágenes reveladoras de cómo habría sucedido el accidente. Los propietarios pidieron una orden fiscal para entregar las imágenes, la que la familia ha conseguido; se espera que este martes puedan tener acceso a ellas.
Irene desconfía de lo que pueda suceder con el caso de Guido; teme que, al ser policía, el principal imputado sea liberado en poco tiempo. Les han recomendado estar ‘encima’ del caso, para que puedan conseguir lo que la familia busca: justicia para Guido. Pero, otra vez, lo económico es una complicación, pues la prioridad son la vida y la salud del joven.
Para ayudar a Guido puede depositarse dinero a la cuenta número 96424153, de su hermana Evelin Fernández Zárate CI 13110899, en el banco Fassil. Irene, a nombre de la familia, agradece a todos quienes se solidaricen y puedan colaborarles económicamente.
FUENTE : EL DEBER
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