Sequías y heladas acaban con el forraje en Viacha y las vacas rechazan el pasto y la paja.

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En las comunidades productoras del municipio de  Viacha, ubicado en la provincia Ingavi del departamento de La Paz, los habitantes sienten que las estaciones y épocas del año cambian cada vez más  drásticamente, dejándolos desconcertados y algo desorientados en cuanto al calendario agrícola heredado de sus padres y abuelos. ¿El precio? pérdidas incalculables en su producción, que es su modo de subsistencia.

Estamos en octubre y la lluvia ya debió comenzar a regar sus campos a modo de prepararlos para la siembra de hortalizas y forraje que debe comenzar en noviembre, pero no es así. En sus parcelas la tierra está seca y en algunos casos erosionada.

Adelio Atahuichi, lechero de Coniri muestra la tierra seca.
Foto: Fred Ramos

La mayoría de los comunarios aymaras de este municipio sienten las consecuencias de estas nuevas condiciones naturales, pero los que se dedican a la actividad lechera sufren por doble partida, porque no sólo pierden sus cultivos de hortalizas, sino también de alfalfa, avena y cebada, forraje con el que alimentan a su ganado. A esto se suman que en muchos casos el ganado ya no acepta el pasto y la paja silvestre que crece en los terrenos.

Viacha es una región lechera por excelencia, pero sus productores declaran que viven un “desastre” desde hace años. Con las lluvias que se retrasan o caen de golpe, y las heladas que cada vez son más frecuentes y fuera de su estación, no logran producir ni el mínimo de  forraje y tienen que comprar más afrecho y alimento balanceado para su ganado, lo que incrementa sus costos de producción, baja su productividad y los obliga a vender su ganado para subsistir.

El ganado vacuno  en Viacha tiene cada vez menos forraje.
Foto: Fred Ramos

“Las lluvias se retrasan, ya no nieva. El viento se lleva la lluvia; el frío, las nubes. En otros tiempos se sembraba a finales de octubre y principios  de noviembre, pero ahora todo está seco. El forraje está seco y no hay  pasto para las vacas. Alimentamos el ganado con afrecho y alimento balanceado, lo que sube los costos de producción”, afirma Adrian Condori, jach’a jiliri mallku de la Jach’a Marka Originaria de Viacha, que agrupa a las ocho marcas y 61 comunidades del municipio, que tienen alrededor de 17.000 habitantes.

“Antes los animales comían pasto, paja, pero ahora ya no, no sé por qué, ¿ya no será dulce?  ¿Tengo que pensar que la paja y el pasto ya no son dulces para el animal, que ya no es alimento? Esa es mi preocupación”, expresa por su lado Ramiro Soria, comunario de Mazo Cruz y  jiliri  de la Jach’a Marca Originaria de Viacha.

Las consecuencias de esta situación preocupan a las autoridades originarias, más porque en medio de la pandemia muchos de los que migraron a las ciudades regresaron para dedicarse a la agropecuaria. “De una familia que tenía cinco a seis miembros, ahora están 30 o 40, todos dedicados a cultivar, pero las parcelas ya son chicas, casi estamos volviendo al minifundio y nos falta agua”, dice Adrián Condori.

Forraje “como galleta”

Julia Mamani es productora de leche en Achica Arriba. Cría ganado vacuno y produce leche y queso desde que tiene memoria. Afirma que cada año ve cómo su producción de forraje va mermando, pero este 2021 la sequía y la helada acabaron prácticamente con todo, sólo le dejaron “pequeñas plantas que las vacas se tragaron como galletas”. No tiene muchas expectativas para el 2022 porque “las lluvias se volvieron a atrasar”. “Este año sufrimos mucho, la helada y la sequía mataron el forraje y estamos comprando afrecho, que subió de precio”, dice.

Cada vez menos lecheros

El productor y dirigente Ramiro Soria señala que en Viacha cada vez se tiene menos lecheros, pero no porque éstos cambien de actividad, sino por el bajo consumo de leche en su mercado natural (Viacha y La Paz) y por el “ precio reducido” que reciben de las empresas a las que venden su producción.

Natalio Limachi, jiliri Mallku de  Irpuma Irpa Grande, añade que el número de lecheros baja también porque para subsistir muchos venden su ganado poco a poco. “Venden sus vaquitas a 5.000 bolivianos para sobrevivir, así se van quedando sin ganado”, indica.

Pérdidas

Los productores de leche de Viacha no pueden  calcular las pérdidas que enfrentan en conjunto cada año, pero la Gobernación de La Paz maneja cifras a nivel departamental. En lo que va del 2021, datos  preliminares indican que debido a diversos fenómenos naturales, entre los que están las heladas y sequías,  se registraron pérdidas en la producción por al menos 65 millones de dólares. Además se perdieron 35.000  hectáreas de tierra cultivada  y más de 60.000 se vieron afectadas. La información precisa que las regiones con mayor pérdida están en el altiplano, sobre todo en la provincia Ingavi, donde está Viacha.

Gabriela Apaza, docente de investigación de la carrera de ingeniería de producción y comercialización agropecuaria de la Universidad Mayor de San Andrés, que tiene su sede en Viacha, informa que entre diciembre de 2020 y febrero de 2021 se registraron al menos cinco heladas, “algo inusual”, y que las temperaturas bajaron a los cinco grado bajo cero, afectando a los cultivos  que estaban en plena floración.

Fernando  Arevillca, jefe de proyecto de Soluciones Prácticas, una ONG que trabaja en Viacha capacitando a los productores en procesos de resilencia para sobreponerse a los eventos naturales adversos, precisa que se perdió al menos el 50% de la producción de papa. Algo similar pasó con los pastos nativos, lo que afectó a la producción de leche.

“No será sólo este año porque el cambio climático se va manifestando cada año con sequías, helada, inundaciones y otros que no se pueden pronosticar”, advierte.

Cambio climático

Ever Mamani, técnico de la Dirección de Gestión de Riesgos y Desastres de la Gobernación de La Paz,  señala que las pérdidas que los lecheros de Viacha enfrentan cada año  son consecuencia del cambio climático, que provoca que las temperaturas  suban y se incremente el requerimiento de agua. Sin embargo, -añade-   también se debe a la decisión de los productores de cultivar más forraje.

“Viacha está en la franja ganadera y productora de leche de La Paz. Su producción de forraje no era tan intensivo, se intensificó con el crecimiento de la demanda de alimento y mejoramiento de ganado, que necesita forraje, alimento balanceado y buena cantidad de agua; eso generó que produzcan más forraje en su terreno”, explica.

Añade que tanto el cultivo del forraje, como de algunas hortalizas, requiere   mayor cantidad de agua, lo que pone en conflictos a las comunidades que cada vez cuentan  menos con ese recurso. “Viacha es una zona que se suministra de aguas subterráneas”, destaca.

El jach’a jiliri mallku Adrian Condori confirma ese dato, pero alerta que los pozos y qotañas se están agotando. “Hay comunidades que se están secando”, afirma.

En  Coniri  las pilas  están secas y la gente debe buscar agua.
Foto: Fred Ramos

Adelio Atahuichi, comunario de Coniri, añade que esa escasez afecta también al consumo humano de agua. En su poblado, las pilas instaladas en algunas parcelas están secas. “Cada vez  hacemos pozos más hondos; antes cavábamos 40 metros, ahora 100. Y para que nuestros animales beban agua tenemos que caminar más de media hora al día”, dice mientras abre una de las pilas de donde sólo sale aire. 

Evert Mamani indica que la actividad ganadera en Viacha contribuye a esa escasez de agua y advierte que puede terminar contaminando las aguas subterráneas.

“La producción de ganado es contraproducente porque desata los gases de efecto invernadero y genera contaminantes para el agua subterránea a través de las heces de los animales que al secar generan contaminante al contacto con el suelo, volviéndolo más duro y agreste”, explica.

Con el afán de facilitar alternativas a los comunarios de Viacha y de otras regiones de La Paz también alcanzadas por los efectos del cambio climático, la Gobernación realizó un taller  orientado a generar resilencia en los productores agrícolas frente a las heladas y sequía. El jach’a jiliri Porfirio Ramírez estuvo presente en el taller y se enteró que pueden gestionar ayuda para los productores de  Viacha afectados por los “cambios de clima”.

“No sabíamos que se podía gestionar esa orientación; nosotros nos estamos quedando sin agua, nuestros pozos se están secando, la lluvia se atrasa y cae de golpe y la helada remata en cualquier momento”, comentó. El representante aclaró que Viacha no cuenta con un sistema de riego.

Un sistema de riego

Los dirigentes y productores de leche de Viacha demandan con urgencia un sistema de riego y asistencia técnica para aprovisionarse de ese elemento sin poner en riesgo sus dulces aguas subterráneas. “Necesitamos que el Gobierno nos ayude con las qotañas, con la perforación de pozos, la instalación de tanques elevados o la construcción de represas altas para que dé alfalfa y cebada; necesitamos apoyo y asistencia técnica”, afirma el máximo dirigene Adrian Condori.

Respecto a la helada, consideran que no se puede  hacer  nada porque parcelas están en plena planicie. “No podemos protegernos de la helada porque somos pampa, no hay dónde cubrirse”, señala Julia Mamani.

Y en la ciudad de Viacha,  mercado natural de estos productores,  pocos se enteran de sus necesidades porque no interactúan  con los citadinos, quienes se enteran que tuvieron un mal año cuando el precio de la papa o de la leche sube y ven pasar cisternas de agua rumbo a las comunidades. 

El habitante de la zona urbana de Viacha no tiene problema con el consumo de agua y siente las heladas, pero sólo como bajadas abruptas de temperatura; lo que le preocupa es el calor del sol, que cada año lo siente más intenso.

“El sol es más intenso cada año y hace arder los ojos”, comenta Wily, un chofer de minibús que presta servicios de Viacha hasta la ciudad de El Alto.

Esta investigación fue realizada en el marco del Fondo de apoyo periodístico “Crisis climática 2021” que impulsan la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC), Comunidad en Acción y la Fundación para el Periodismo”.Saberes ancestrales y ciencia para ayudar a los productores

“Antes el sol nos calentaba pero ahora nos quema. Los hermanos y hermanas están preocupadas profundamente porque en estos tiempos, en cualquier momento llueve, en cualquier momento cae la helada o granizada. Ya no es como antes, cuando había estaciones: primavera, verano, otoño, invierno;  época de helada y  de lluvia. Ahora ya no, parece que no existe esa separación de épocas y es una preocupación muy grande, pero no sólo para  las autoridades o para los productores, sino también para  los demás, para  todos los seres humanos”, expresa Ramiro Poma Soria, productor de leche de Mazo Cruz.

El lechero se siente como si tuviera las manos atadas ante cambios tan radicales que ponen casi de cabeza el calendario agrario que heredó de sus padres abuelos. “No se puede prever el clima”, afirma.

Natalio Limachi, de la comunidad Irpuma Irpa Grande, le contradice. “Nuestros abuelos podían adelantarse, mirando las estrellas, así sabían si tenían que sembrar antes o después, un mes adelantado o un mes después, para  no perder sus cultivos”, afirma.

“Algunos en la actualidad hacen eso aún, adelantan o retrasan su siembre y les resulta. Nuestros papás no tenían  ese fracaso (perder los cultivos), rara vez se hacían pescar con el granizo o la helada, no como ahora, que todos se basan sólo en el estudio. Hasta nuestros hijos que estudian ya no quieren creer en lo que nos enseñaron nuestros antepasados, ni siquiera quieren hacer ofrenda a la tierra”, añade el productor.

Fernando  Arevillca, jefe de proyecto de la ONG Soluciones Prácticas, señala que una combinación de estos conocimientos ancestrales con información con el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), por ejemplo, sería de  gran ayuda para productores como los de Viacha porque se podría ayudar a  predecir el comportamiento del clima.

“Podría ser útil combinar esos conocimientos para predecir algunos eventos climatológicos, de acá a uno tres meses. Sería ideal y las autoridades comunitarias están dispuestas a compartir esos conocimientos ancestrales”, precisa.

En el taller organizado por la Gobernación de La Paz para generar resilencia en los productores ante las heladas y sequías, el jefe de la Unidad de Climatología del Senamhi, Willy Rocha, remarcó que el ente pronosticador puede facilitar boletines de pronóstico de  eventos climatológicos a las comunidades a través de la radio.

“El viento se lleva la lluvia, el frío las nubes. Se sembraba en octubre y  noviembre, pero ahora todo está seco”.  

Adrian Condori, jach’a jiliri mallku de Jach’a Marka Viacha

100 metros

se debe cavar para encontrar agua; antes la hallaban  a  40 metros de profundidad.

Ivone Juárez / Viacha


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