Pese al Covid, los chunchos salieron por San Roque.

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“Fue un triste Encierro. En los más de 30 años que llevo como chuncho nunca vi algo como esto. Pero nuestra devoción se mantiene intacta”, esa fue la percepción de un promesante que, pese a las recomendaciones de no acudir a la iglesia para evitar aglomeraciones, llegó hasta la parroquia de San Roque para despedir al Santo Patrono de Tarija.

Desde la mañana del martes 15 de septiembre, las autoridades se organizaron para evitar que la iglesia San Roque se convierta en punto de aglomeración. Pero vanos fueron los esfuerzos, pues de a poco comenzaron a llegar grupos de promesantes, que en pareja danzaron hasta donde les era permitido. No importaba, la devoción pudo más.

Los promesantes se organizaron por grupos de 10 hasta 15 parejas, danzaron por diferentes zonas, por el barrio San Gerónimo, Juan XXIII y los alrededores del Hospital Regional San Juan de Dios.

“Es una danza dedicada a las personas que están contagiadas de Covid. Con esto esperamos darle un poco de ánimos y fe, para que salgan delante de esta enfermedad que nos ha golpeado de diferente manera a todos”, comentó don Jacinto, un chuncho mayor que no quiso dejar pasar el Encierro de San Roque.

La imagen del Patrono de Tarija no salió de la parroquia. Eso no fue problema, pues de diferentes barrios llegaron los San Roquitos, a los que las personas se acercaban, rezaban y dejaban algunas ofrendas. Las lágrimas no faltaron.

Por la noche la aglomeración fue más notoria, niños, mujeres, adultos mayores, seguían las pequeñas procesiones. Los efectivos policiales trataron de controlar esa situación, pero no eran escuchados. “Sólo vamos a escuchar lo que cantan y nos vamos”, decían sin hacer caso a las recomendaciones.

ElPaís.


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