Los conflictos se vuelven más violentos y políticos en el país.

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Al menos nueve conflictos sociales se activaron en los últimos diez días en el país, algunos se mantienen activos y otros son intermitentes. Estos hechos, según analistas políticos día que pasa se tornan violentos y más políticos, en medio del avance del coronavirus, sin una solución y con un objetivo, “debilitar” y “desestabilizar” al Gobierno que también da “motivos” para que el MAS intente “retornar al control político”.

La Policía Nacional reportó el martes que al menos cinco de los nueve conflictos preocupan: el bloqueo de la carretera en Yapacaní, que impide el paso de motorizados entre Santa Cruz y Cochabamba; el bloqueo de la vía que conduce al botadero de K’ara K’ara, en la capital valluna, desde hace diez días; el bloqueo de la Diagonal Jaime Mendoza, que une a las ciudades de Potosí y Sucre, a la altura de Ravelo y Ocurí; el dinamitazo de la carretera Cochabamba – Oruro, en el sector de Bombeo, aunque la vía fue despejada, según la Policía los comunarios de Bombeo y Llavini continúan en apronte. En Caranavi, trópico de La Paz, grupos de personas agredieron el martes a médicos que atendieron a pacientes con coronavirus. Quieren verlos fuera de esa población y la semana anterior la directora del único hospital renunció al cargo.

“Las movilizaciones están instrumentalizadas y planificadas, claramente buscan objetivos políticos vinculados a desestabilizar el actual momento de crisis política, haciendo coincidir los tiempos con la desesperación social de las personas pobres, tratando de darle un cariz social, básicamente en función de la insostenibilidad de la cuarentena”, sostuvo el analista político Franklín Pareja.

Explicó que los conflictos son generados para minar la imagen del Gobierno. “En el fondo esta coincidencia de tiempos articula elementos políticos que están en la perspectiva de socavar la imagen gubernamental que por efecto de haber decidido competir (la presidenta Jeanine Añez), se convierte en blanco de ataques altamente funcional al MAS, que ve en la actual administración del Gobierno una candidatura más que un gobierno”. 

La posición de Pareja fue respaldada por la analista Sonia Montaño, pues para ella el Gobierno dio motivos para movilizar a la oposición. “La candidatura de la señora Presidenta (Añez) ha sido servirle en bandeja al MAS la posibilidad de un conflicto. Si la Presidenta estuviera cumpliendo su papel de llevar al país a las elecciones como era lo que tenía que hacer, tendrían menos motivos o pretextos la oposición”.

Pareja incluso planteó que una virtual renuncia a la candidatura presidencial desinflaría al masismo y Añez recuperaría autoridad. “Para distensionar la crisis y la tensión social, es recomendable que la Presidenta deponga su candidatura, para recuperar autoridad y legitimidad”.

El exdefensor del Pueblo, Rolando Villena, aseguró que el MAS genera conflictos hasta alcanzar la incertidumbre. Su accionar “responde a la misma lógica de generar conflictos y crecer con los mismos hasta llegar a situaciones de tremendas contradicciones generando caos en la sociedad, mayor incertidumbre y lo que preocupa es que este hecho se genere en un escenario altamente complejo y el crecimiento del Covid en el país”.

Aseguró que la “lectura del MAS es aprovechar los conflictos para, supuestamente, fortalecerse en la vía electorera, y esto es una irresponsabilidad llevada al extremo” en una dirección que “el MAS quisiera que vaya el debilitamiento del actual gobierno, que ya tiene problemas en cuanto al manejo del Covid-19 (cuestionada compra de respiradores)”, afirmó Villena.

Los otros conflictos que por ahora son intermitentes: el bloqueo de la carretera a Copacabana en El Alto; el no retorno de policías y médicos en la población orureña de Eucaliptus; en Potosí cacerolazos y petardazos como el ocurrido la tarde del martes; el bloqueo de la Ruta 9 por un grupo de personas en Yacuiba (Tarija).

Los analistas dijeron que sería ideal una convocatoria al diálogo, para evitar el avance del coronavirus,  pero aquello no ocurrirá.

Pareja afirmó que “el panorama (político) exige nuevas propuestas y probablemente nuevos actores, en ese sentido un diálogo como tal no tiene cualidades mágicas, lo que se necesita es un renunciamiento colectivo”. 

Pareja insistió que “los ataques (con los conflictos sociales) no son a un gobierno sino a una candidatura, para fragmentar y llegar en mejores condiciones a una elección donde las anteriores oposiciones estarían erosionadas por una gestión de gobierno cuestionable”.

Villena afirmó que el diálogo es ideal pero el fondo del problema es político y con Evo Morales desde Argentina “enviando consignas, en esas condiciones es complicado” levantar bloqueos.
 

Punto de vista
Sonia Montaño,  analista política
 

Se ponen cada vez más autoritarios

En los últimos conflictos sociales se están conjugando dimensiones que son más bien políticas, es muy sorprendentes que los dos candidatos políticos del MAS hayan demorado tanto en expresar su rechazo a las movilizaciones violentas contra los médicos y trabajadores en salud.

Es evidente que los lugares de la movilización en K’ara K’ara, El Alto y Yapacaní son zonas que tienen características muy claras, donde ha habido una presencia del MAS electoralmente muy claras, son zonas con graves problemas de desarrollo económico y social, son zonas en la que se muestra que la reducción de la pobreza, que tanto celebraba el FMI y la Cepal, era tan frágil porque la gente, ni bien cayeron los precios de las materias primera (2014), ha caído con la gente que ha tenido que perder ingresos y empleos.

Los últimos conflictos retratan, uno, el fracaso de lo que ha sido la política de desarrollo del país y un esfuerzo muy grande del MAS por retornar al control político, y, dos, el otro elemento que juega un papel importante es algo que ya se había dicho en su momento, la candidatura de la señora Presidenta. Ese ha sido desde el punto de vista de las fuerzas políticas que gobiernan probablemente servirle en bandeja al MAS la posibilidad de un conflicto. 

Si la Presidenta estuviera cumpliendo su papel de llevar al país a las elecciones como era lo que tenía que hacer, tendrían menos motivos o pretextos la oposición para movilizar a la gente; creo que ella ha precipitado el enfrentamiento electoral, como no sabemos dialogar y no tenemos experiencias exitosas de una transición hacia la democracia, como en otros países se asentó a las fuerzas políticas en una mesa, yo creo que se ha juntado el hambre con las ganas de comer.

Algunos partidos ya han pedido diálogo, particularmente Carlos Mesa, ha insistido hace tiempo en hacer esta convocatoria; creo que el diálogo es claramente imprescindible, pero sospecho que eso no va ocurrir, porque claramente la Presidenta está metida en su estrategia electoral; el Gobierno se está jugando al todo por el todo.

Ellos están apostando a que la gente celebre su gestión de la pandemia y estiman que en Bolivia, si se compara con países vecinos están enfrentando problemas similares, y, por lo tanto, lo está haciendo más o menos bien y (piensan) poder capitalizar eso electoralmente; en un mundo ideal la Presidenta podría haber hecho un esfuerzo por dialogar, pero se están poniendo cada vez más, lamentablemente, más autoritarios porque ahora ya no se los puede ni criticar; no creo que estamos muy lejos de eso, lamentablemente.


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