De acuerdo con el reporte del Ministerio de Medioambiente y Aguas, en abril, Bolivia superó el registro de quemas de los últimos 10 años, una mala señal que lleva a pensar inmediatamente en lo ocurrido en 2019, cuando se quemaron más de 7 millones de hectáreas en el oriente boliviano.
La buena noticia es que las lluvias caídas en la primera quincena de mayo han aminorado el impacto del fuego y se espera que ayude en los trabajos de prevención que están desarrollado los gobiernos departamentales en las diversas regiones.
No obstante, varios estudios sobre el clima en 2020 indican que este año tendrá un comportamiento similar al del año pasado, que fue uno de los más secos de la última década. Por lo tanto, no hay que descartar que el fenómeno pueda desencadenar nuevamente en incendios de gran magnitud en bosques y reservas forestales.
Cinthia Asin, secretaria de Medioambiente de la Gobernación, informó de que en mayo se han registrado 643 focos de quema en Santa Cruz, lo cual representa una disminución considerable con respecto a abril (1.063), pero advierte con que no se debe bajar la guardia porque la época de sequía recién está comenzando.
“Efectivamente han disminuido por las lluvias. Tenemos 65 emergencias que han sido atendidas, las cuales en su mayoría se han registrado en la zona metropolitana de Santa Cruz, sobre todo quemas de pastizales y vegetación menor”, explicó la funcionaria, que se quejó del comportamiento de los ciudadanos que queman su basura en vez de botarla.
“La mayoría de nuestras emergencias se han dado en Cotoca, Warnes, Porongo y La Guardia. Ahí corresponde estar atento y notificar a los municipios para las correspondientes sanciones”, añadió Asin.
A pesar de la cuarentena, la Gobernación está impartiendo instrucción al Ejército para coordinar las tareas de prevención en las zonas rurales y los diversos municipios del departamento.
Los diversos informes del último mes reflejan lo variable que ha sido tanto el comportamiento del clima, como de la gente que ha generado focos de calor.
Según las estadísticas que maneja la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) hasta el 24 de abril se habían acumulado en el país 15.354 focos de calor, de los cuales, un 78% se encuentran en el departamento de Santa Cruz (11.966 focos). La mayor parte de las quemas correspondían a la producción agropecuaria (el 94%) y los puntos de incendios se situaron en los municipios de Carmen Rivero Tórrez, Charagua, San Ignacio de Velasco, Pailón y San José de Chiquitos.
El Reporte Oficial de Focos de Calor e Incendios Forestales del Ministerio de Medio Ambiente y Agua daba cuenta de que, hasta abril el año pasado, se registraron 2.761 incendios y en 2016 hubo 2.538. Algunos años ni siquiera se llegó a los 1.000 focos de calor. Este es el primer año que pasamos la barrera de los 3.000 focos acumulados hasta el 29 de abril
Por su parte, la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) registró 1.696 focos de calor durante los últimos siete días, de los cuales el 80,7% se localizaron en áreas ya deforestadas o cuya vocación de uso de la tierra está destinada a la producción agropecuaria y el 19,3% se ubica en áreas con cobertura de bosques y otras comunidades vegetales naturales.
“Las quemas o chaqueos agropecuarios se están adelantando al haber un pronóstico de sequía extrema para julio y agosto, además de los vientos fuertes que predominan en esos meses, lo que podrían ocasionar incendios descontrolados. Estamos monitoreando de forma rutinaria vía satelital los sitios donde se concentran focos o existe recurrencia de quemas o incendios», sostuvo Víctor Hugo Áñez, director ejecutivo de la ABT.
La activista por el medioambiente, Eliana Torrico aseguró que las quemas y chaqueos no van a parar en el área urbana mientras no aprehendan y procesen a los responsables.
“Mientras eso no suceda las autoridades se la pasarán jugando al gato y al ratón con los pirómanos inconscientes. La situación a escala departamental se replica en lo metropolitano y lo local, siguen prendiendo fuego impunemente justo en estos momentos cuando atravesamos una pandemia, que afecta el aparato respiratorio y cuando más debiéramos cuidar la calidad del aire”, reclamó Torrico
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