Winter, la llama que puede ser clave para hallar la cura contra el coronavirus.

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Winter no lo sabe, pero un equipo de científicos tiene la esperanza de que se convierta en una heroína que salve a la humanidad.

Esta llama, que vive en una granja laboratorio de Bélgica, guarda en sus células lo que podría ser un prometedor tratamiento contra la COVID-19.

Una reciente investigación revela que un tipo de anticuerpo que desarrollan las llamas podría combatir de manera efectiva la infección del SARS-CoV-2, el tipo de coronavirus que causa la COVID-19.

El estudio apenas está en fase de laboratorio y pueden pasar varios meses o años para que se pueda hacer alguna prueba en humanos.

Los investigadores, sin embargo, se sienten “optimistas”, según le dice a BBC Mundo Daniel Wrapp, investigador del Departamento de ciencias moleculares de la Universidad de Texas en Austin, y autor principal del estudio.

¿Qué hace a Winter tan especial en la lucha contra el coronavirus?

Nanocuerpos

La historia con la llama Winter (invierno, en español) comenzó en 2016, cuando solo tenía unos meses de vida.

En este entonces, científicos de la Universidad de Texas y la Universidad de Gante, en Bélgica, la escogieron para investigar al SARS-CoV-1 y al MERS-CoV, dos coronavirus de la misma familia del nuevo SARS-CoV-2.

Cuando el sistema inmune de las llamas detecta un invasor externo como un virus o una bacteria, su organismo produce un tipo de anticuerpo del tamaño de un cuarto del tipo de anticuerpos que desarrollan los humanos. Por eso los científicos le llaman “nanocuerpos”.

Otros camélidos como las alpacas y los camellos también desarrollan nanocuerpos. También lo hacen los tiburones, pero es más fácil lidiar con una llama que con un tiburón, apunta Wrapp.

El sistema inmune de los humanos no produce esos nanocuerpos.

La ventaja de los nanocuerpos es que por su tamaño se aferran más fácil a las proteínas de espiga con las que el coronavirus se adhiere a las células que ataca.

En el experimento de 2016 los investigadores le inyectaron a Winter proteínas espiga de SARS-CoV-1 y de MERS-CoV y notaron que los nanocuerpos que desarrolló Winter mostraron un buen potencial de detener la infección del SARS-CoV-1.

Cuatro años después, ante el brote del nuevo coronavirus, Wrapp y su equipo realizaron nuevos experimentos para ver qué tan efectivos resultan esos nanocuerpos contra el SARS-CoV-2.

Inspirados en los nanocuerpos de Winter, Wrapp y su equipo desarrollaron un tipo de anticuerpo para enfrentarlo al SARS-CoV-2.

Los resultados iniciales de sus pruebas en cultivos de células indican que el nanocuerpo puede neutralizar la proteína espiga con la que ataca el SARS-CoV-2.

«Esperamos que este anticuerpo pueda servir como un tratamiento para reducir la carga de la enfermedad y los síntomas del COVID-19», dice Wrapp.

Protección inmediata

Este hallazgo podría llevar al desarrollo de un tratamiento en el que a una persona sana se le inyectan los anticuerpos que la protegerán ante un posible contagio; pero también podría servir para que una persona ya infectada reciba los anticuerpos y disminuyan los síntomas de la enfermedad.

Esta protección inmediata, dicen los investigadores, sería de gran beneficio para adultos mayores, que algunas veces no responden efectivamente a las vacunas. También podrían beneficiarse trabajadores de la salud que están en constante riesgo de contagio.

¿Qué sigue?

Según Wrapp, no es muy común experimentar con llamas, pero el objetivo era precisamente estudiar un animal que generara una respuesta inmune distinta a la de los humanos.

Ahora que ya saben que los nanocuerpos de las llamas muestran resultados promisorios, Wrapp y su equipo se preparan para comenzar pruebas en otros animales como conejillos de indias o primates, más parecidos a los humanos.

“Si todo sale perfecto y llegamos a la etapa de hacer pruebas en humanos, podríamos tener una droga aprobada en un año”, dice Wrapp.

El proceso de pasar de una prueba de laboratorio a ensayos en humanos puede tardar varios años, pero ante la presión que pone el coronavirus, Wrepp cree que podría lograrse en tiempo récord.

“Queremos asegurarnos de que tengamos algo seguro y efectivo antes de administrarlo a humanos», dice. «Hay que ser cautelosos, hay una gran diferencia entre un tubo de ensayo en un laboratorio y la respuesta inmune en humanos».

Un largo camino

Matthew DeLisa, director del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Cornell, quien no estuvo involucrado en la investigación, dice que el estudio es «muy emocionante, tiene un enfoque distinto».

«Es cierto que las llamas no son el animal más común en estudios experimentales. Sin embargo, en los últimos años se han vuelto muy populares como una fuente de anticuerpos, especialmente por los nanocuerpos», le dice DeLisa a BBC Mundo.

DeLisa, sin embargo, advierte que todavía hay «un largo camino por delante» para que se apruebe el uso de anticuerpos en humanos.

«Esta no es una terapia estándar. Tienen que demostrar que es seguro y eficaz usar anticuerpos de llamas en humanos», dice DeLisa, y añade que deben avanzar más allá de las pruebas in vitro.

DeLisa también resalta la importancia de que se realicen más estudios como éste.

«No es suficiente que sea solo un equipo el que encuentre un nanocuerpo, necesitamos que haya muchos equipos desarrollando muchos tipos de anticuerpos, con la esperanza de que al menos uno sea útil contra el virus «, dice el experto.

Mientras tanto Winter, que ya tiene 4 cuatro años, sigue pastando tranquila en los campos de Bélgica.

“Está muy bien”, dice Wrapp, “disfrutando de un merecido descanso”.


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