La estatua de Eduardo Avaroa, en la plaza que lleva su nombre y apellido en La Paz, está tan sola en el Día del Mar como pocas veces. Solo palomas y muy poca gente pasan por la imagen del héroe nacional que este año no recibió ningún tipo de homenaje.
La cuarentena total por el coronavirus obliga que no haya actos oficiales recordando la pérdida del Litoral debido a la invasión chilena.
Cada 23 de marzo la plaza Avaroa, en el centro de la ciudad de La Paz, era el foco de la noticia. Los últimos presidentes del país daban un informe en el lugar cada Día del Mar. Fue Evo Morales quien decidió llevar el tema a cortes internacionales y fue en esa instancia que Bolivia recibió un revés jurídico. Ahora, el tema está congelado.
Desde la pérdida del juicio el sentimiento por el mar perdido se fue apagando. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) estableció en 2018 que Chile no tiene obligación en ceder espacio marítimo con soberanía a Bolivia, pero dejó entre abierto el diálogo por llegar a una solución. Desde ese episodio nunca más hubo un acercamiento entre ambos países.
Hoy, Bolivia y Chile están envueltos en otro litigio internacional. Esta vez por las aguas del Silala, que se ubican en la frontera de ambos países. Santiago dice que este recurso es un cause internacional y La Paz asegura que son aguas de bofedales que fueron desviadas unilateralmente hacia territorio chileno.
Por ahora, Avaroa no recibe el homenaje por defender el litoral boliviano. No hay música de banda militar que exponía su himno. Menos discursos y aplausos. Está solo y la poca gente que pasa ni lo mira.
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