García Linera: ‘En Bolivia hubo una sublevación de la clase media contra la igualdad’

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El exvicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, ofreció una entrevista al diario español El País y se refirió a los hechos suscitados en noviembre del año pasado y que derivaron en su renuncia junto a la del expresidente Evo Morales.

Para García Linera, en ese sentido, en Bolivia hubo “una sublevación de las clases medias tradicionales contra la igualdad que ha tomado, con el tiempo, la forma de un golpe de Estado”.

“Las clases medias tradicionales ven, primero con preocupación y luego con pavor, cómo personas que vienen del mundo indígena adquieren el mismo estatus que ellos tenían. El malestar se traduce en movilizaciones contra el Gobierno y en un estado de ánimo muy conservador, muy racista, que dará pie a que las fuerzas del orden desconozcan el orden constitucional y pidan la renuncia del presidente”, aseveró.

Asimismo, García advirtió que de no producirse la renuncia de Morales a la presidencia y de él mismo a la vicepresidencia en Bolivia iba a ocurrir una “matanza”.

“Se iba a desencadenar una matanza. A las siete de la mañana ya había un desacato de la Fuerza Aérea a obedecer el mando institucional, incluso antes de que pidan nuestra renuncia”, dijo.

En esa línea, reiteró que la Organización de Estados Americanos (OEA) cumplió un papel golpista en Bolivia al no cumplir los puntos del acuerdo que había firmado con el Gobierno respecto a la auditoría electoral que desarrolló en el país.

Esta es parte de la entrevista que El País hizo a García Linera:

¿Cuál es su versión de lo que pasó el 20 de octubre de 2019 cuando se paró el conteo de las presidenciales? Hay quienes hablan de golpe de Estado y quienes lo califican de fraude electoral, como la Organización de Estados Americanos (OEA). Un polémico estudio de dos especialistas del MIT, publicado en un blog del Washington Post, sostiene ahora que no hubo fraude.

Lo que pasó en Bolivia fue una sublevación de las clases medias tradicionales contra la igualdad que ha tomado, con el tiempo, la forma de un golpe de Estado. Según la Cepal, el 30% de los bolivianos pasó de ser pobre a ser clase media. Las clases medias tradicionales ven, primero con preocupación y luego con pavor, cómo personas que vienen del mundo indígena adquieren el mismo estatus que ellos tenían. El malestar se traduce en movilizaciones contra el Gobierno y en un estado de ánimo muy conservador, muy racista, que dará pie a que las fuerzas del orden desconozcan el orden constitucional y pidan la renuncia del presidente [Evo Morales]. Es una mezcla de acción social con un golpe de Estado. La idea de fraude fue una construcción. Lograron instalar la opinión de que iba a producirse y no lo han demostrado. LA OEA tiene que decirlo. El estudio del MIT muestra la tendencia, que la votación que llega más tarde es la votación del campo y los sectores más populares donde el apoyo a Evo siempre está por encima de la media. El Movimiento al Socialismo (MAS) es el partido de la gente pobre.

¿Sigue manteniendo que Luis Almagro, el secretario general de la OEA, es un golpista?

Sí. Él firmó un acuerdo con la cancillería para entregar su informe completo un miércoles y entrega un informe preliminar el domingo en la madrugada a las tres de la mañana. ¿Cómo es eso? No constaba en el acuerdo, eligió el momento para acelerar el advenimiento del golpe. Y luego no entrega el miércoles 13 el informe completo, se tarda un mes y lo entrega en diciembre. Encima agarra 292 actas, que son el 0,5% de las 35.000 actas, aunque esas 292 actas fueran todas para Carlos Mesa, Evo ganaba por el 10%. En cualquier país donde haya irregularidades en las actas se repite la votación y aquí no se repitió.

Entonces ¿por qué se opta por la renuncia? ¿Qué condiciones pusieron los militares?

R. Se iba a desencadenar una matanza. A las siete de la mañana ya había un desacato de la Fuerza Aérea a obedecer el mando institucional, incluso antes de que pidan nuestra renuncia. Los comandantes llaman a Evo en la tarde: “No saquen las Fuerzas Armadas, yo voy a renunciar, pero no saquen a las Fuerzas Armadas”, pide. En 14 años, habíamos logrado que la gente recuperase la confianza en las Fuerzas Armadas, pero sacaron a los militares a las calles en las siguientes horas. Es decir, tenías un estado de insurgencia social, militares y policías que habían decidido desconocer al Gobierno y ante eso te enfrentas o te retiras. Enfrentarte hubieran sido centenares de muertos y Evo no quería un solo muerto.

Quizá las sospechas de fraude tenían un precedente: cuando Evo Morales vuelve a optar a la presidencia a pesar de haber perdido el referéndum en 2016. Eso pudo avalar las tesis de que lo volvería a hacer. ¿Fue un error?

Sí. Les da la bandera. Pero eso no justifica romper el orden constitucional…

El MAS había perdido apoyo entre la población indígena…

Puede ser porque tienen otras aspiraciones. Aún así, nuestra fuerza sigue siendo el movimiento indígena. No teníamos el 95%, igual el 85%. Perdimos 10 puntos, normal después de 14 años de Gobierno. Por eso, cuando los golpistas entran al Gobierno llevan la Biblia porque los indios no tienen alma. ¿Y qué hacen? Queman la wiphala (la bandera indígena). Está claro su resentimiento. Es un resentimiento muy duro contra esta igualación inconsulta de estos indios alzados. La sociología ya te decía que iba a pasar esto: no el golpe, no la forma, sino el malestar convertido en rebelión. La apuesta nuestra era acelerar los procesos de movilización social, pero quizá no lo logramos con la rapidez ni la contundencia deseadas, y también está el desgaste de 14 años de Gobierno que también fue aprovechado. Se aprovechan de un momento de debilidad: ellos tienen la bandera democrática y has perdido el 13 % de tus votos. Y dicen es el momento.

Dijo que Morales personificaba la unificación del pueblo boliviano, ¿qué significa su pérdida?

Que ahora es una sociedad muy dividida, polarizada ideológica y étnicamente. Los viejos fantasmas de la fragmentación social renacen porque el Gobierno de Evo Morales fue el intento más audaz de saldar deudas, de cerrar la brecha, la falla geológica, en mi concepto, de la formación boliviana y lo que hace el Gobierno interino es volver a resucitarlas, disciplinar a los indios otra vez.

¿Habrá evismo sin Evo?

Toda lucha por la igualdad tiene un costo y lo que ha pasado en Bolivia es el costo social de una igualdad acelerada en una sociedad que no ha logrado superar todavía las fronteras étnicas porque este tipo de ascenso social pasa también en Europa en los años treinta, cuarenta, cincuenta, pero la pluralidad cultural europea permitía casamientos y cruces. En Bolivia, un joven de un apellido notable que se vaya a casar con una india no ocurre ni hoy. Hay que resolver en Bolivia en el futuro la articulación de las fronteras porosas entre las diferentes etnicidades. Hay un MAS sin Evo, entendiéndolo como un proceso de igualdad social, étnica, económica, de movilidad ascendente y fluida. De hecho, cuando todos auguraban que, después del golpe, sin el caudillo y con semejante campaña de desprestigio, fracasaríamos, las encuestas sitúan al MAS [cuyo candidato es Luis Arce] en primer lugar para las elecciones y tenemos probabilidades serias de ganar en primera vuelta. El 30% de la sociedad boliviana ha dejado de ser pobre y el asalariado incrementó su salario un 500% en una década, según la ONU. /Oxígeno


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