La extensión de la capa de hielo de la Antártida en mayo fue la más baja desde que se tienen registros, informó hoy martes en rueda de prensa la portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) Clare Nullis.
Se pasó de una superficie de 17,41 millones de kilómetros cuadrados hacia 2014 a unos16 millones en 2017, por lo que la capa de hielo perdida por la Antártida equivaldría a la superficie de Mongolia.
Los modelos climáticos predicen que la capa de hielo seguirá disminuyendo según aumenta la emisión de gases de efecto invernadero (causantes de la emergencia climática) y la Antártida perderá un tercio de su superficie helada total a finales de este siglo.
Todos estos datos se han expuesto en una reunión sobre el Tratado de la Antártida, que se celebra en Praga hasta el 11 de julio, y en la que la OMM acude como observador.
La portavoz de la OMM también comentó en rueda de prensa sobre la actual ola de calor que afecta a buena parte de Europ desde la semana pasada y subrayó que se ha superado ya la fase de máximas temperaturas, por lo que éstas irán descendiendo progresivamente.
Francia alcanzó su récord histórico de temperatura con 45,9 grados centígrados en Gallargues-le-Montueux, una localidad del sur del país.
En España las temperaturas llegaron a estar por encima de los 40 grados, y en países como Alemania o Hungría se lograron máximos históricos nunca antes alcanzados en un mes de junio en sus respectivos territorios.
Acelerando desde el 2014
El aumento del deshielo que sufre la Antártida se acentuó a partir de 2014, año en el que después de más de 30 años de incremento de la capa helada, se observó una disminución de esta sin precedentes desde que existen los satélites, según reportó la OMM.
Después de décadas de expansión, un estudio estadounidense cuantificó la vertiginosa velocidad de la reducción de la capa de hielo en la Antártida desde 2014, que marcó un punto de inflexión para ese continente.
“En solo tres años, la Antártida ha perdido tanto hielo como el Ártico en 40 años”, le dijo a la AFP Claire Parkinson, una científica climática de la NASA, que publicó el lunes en los registros de la Academia Americana de Ciencia (PNAS), un estudio que analiza los cambios en la masa de hielo antártico desde 1979 hasta 2018.
Los científicos ya sabían que la Antártida se estaba derritiendo cada vez más rápido, como el Ártico, debido a la descarga de agua cada vez más copiosa de los glaciares.
Pero durante décadas, observaron un fenómeno a la vez tranquilizador e intrigante: la superficie de la banquisa, es decir, la gruesa capa de hielo que flota en el océano, crecía.
La climatóloga Claire Parkinson, quien trabaja en el Centro Espacial Goddard de la NASA, ha reconstruido la historia más precisa de esta banquisa de la Antártida entre 1979 y 2018, recolectando y analizando datos de cinco satélites de la agencia estadounidense y el Pentágono, que no observan los volúmenes sino solo la extensión.
La científica publicó estos datos de referencia el lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS.
En 2014, la capa de hielo antártica estaba en su máximo jamás registrado para estos datos. Para el 2017, llego a tocar un mínimo. La pérdida asciende a dos millones de kilómetros cuadrados, poco más de la superficie de México. “Y la tendencia aparentemente continúa en 2019″, agrega la climatóloga.
Diferentes hipótesis
Los científicos no saben por qué el hielo se incrementó durante tanto tiempo, ni por qué se está derritiendo en la actualidad.
Existen varias hipótesis que toman en cuenta el agujero de la capa de ozono, los vientos, las corrientes o la temperatura de las aguas profundas, pero ninguna explica con certeza el cambio de 2014.
“En mi opinión, ninguna hipótesis es correcta”, dijo a la AFP Douglas Martinson, oceanógrafo de la Universidad de Columbia, que participó en el comité de revisión por pares que validó el artículo.
El científico advierte que comparar el Ártico con la Antártida equivale a “comparar manzanas con camiones militares”.
El Ártico es un océano rodeado de tierra, mientras que la Antártida es un continente rodeado de océanos, donde los icebergs están menos presionados.
La Antártida no se calienta y sigue siendo el lugar más frío del planeta, y su mayor reserva de agua dulce. Sus montañas de hielo contienen un volumen capaz de elevar el nivel de los océanos en 57 metros, según estimó un estudio en 2013.
Chris Rapley, un climatólogo de la University College London, señala que las ganancias iniciales de hielo antes de 2014 no contradecían el hecho de que el planeta se estaba calentando.
“Solo muestra que en un sistema complejo e interconectado pueden ocurrir cosas contraintuitivas, al menos por un período de tiempo”, escribió el investigador.
“Tendemos a buscar explicaciones simplistas de causa y efecto, pero en realidad, la situación es mucho más compleja y matizada“, concluye.
Con información de EFE y AFP
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