Vaticano propone ordenar hombres casados y mujeres en la Amazonia.

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El pontificado del papa Francisco comienza a poner excepciones al celibato como institución obligatoria en la Iglesia católica. El Vaticano anunció ayer que se abrió a la posibilidad histórica de ordenar como sacerdotes a hombres casados, mujeres e indígenas en las zonas alejadas de la Amazonia, mientras se compromete a luchar contra la devastación del llamado “pulmón del mundo”, lo que reabre histórico debate sobre la conveniencia de abolir el celibato de los sacerdotes y en la concesión de ministerios oficiales a las mujeres.

El tema será debatido durante el Sínodo de Obispos sobre la Amazonia que se celebrará del 6 al 26 de octubre en el Vaticano con la presencia del papa Francisco.

Se trata de una apertura inédita en la historia de la Iglesia y que ha sido planteada por algunos religiosos de esa enorme región selvática de Sudamérica en un documento oficial de trabajo sobre el tema, el “Instumentum laboris”.

El documento, divulgado ayer por la oficina de prensa del Vaticano, que lleva el título “Amazonia: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, fue publicado en tres idiomas (español, italiano y portugués) y está compuesto por 147 puntos divididos en 21 capítulos y tres partes.

“El celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable (casados)”, reza.

Se trata de debatir en sustancia sobre el celibato, instituido a partir del siglo X y que implica la obligación para los sacerdotes a permanecer castos.

El sínodo busca dar respuestas “al sufrimiento profundo de las comunidades indígenas y que no tienen acceso por meses o nunca a los sacramentos, como la comunión”, explicó a la prensa monseñor Fabio Fabene.

Histórico debate

La propuesta, siempre lo ha dicho el Papa, tiene un carácter limitado a las zonas del mundo donde la Iglesia no logra tener representantes. En ningún caso, ni la Iglesia ni Francisco se plantean la abolición del celibato entre los sacerdotes a corto o medio plazo, pese a que no constituye ningún dogma y podría hacerse. De hecho, el Papa fue extremadamente tajante cuando fue interrogado por ello regresando de su viaje a Panamá el pasado enero.

“Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley sobre el celibato”, señaló entonces asegurando que jamás se produciría durante su pontificado. Pero la idea de que la experiencia pueda servir como laboratorio de pruebas sobrevuela desde hace tiempo algunos sectores del Vaticano.

La realidad es que ya hay miles de ejemplos de curas casados a quienes la Iglesia, en una suerte de silencio administrativo, ha dejado seguir adelante con muchas de sus funciones siempre que hubiese una comunidad que les aceptase. Todos ellos forman parte de la Federación Internacional de Curas Católicos Casados (FICCC), que agrupa a unas 90.000 personas de 34 países de cuatro continentes. Solo en España se calcula que hay unos 6.500 (la mayoría procedentes de otros ritos).


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