Las plantas separadoras de líquidos de Río Grande y Gran Chaco generaron en ahorro y ganancias 935 millones de dólares en los últimos años, ya que el país dejó de importar Gas Licuado de Petróleo (GLP) por 485 millones y, al contrario, exportó ese combustible por un valor de 450 millones, informó el miércoles el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez.
Esa autoridad remarcó que, prácticamente, las dos plantas se “auto pagaron”, ya que su construcción demandó la inversión de 886 millones de dólares.
“Entonces, son 935 millones de dólares por reducción de importación y exportación, frente a una inversión de 886 millones de dólares de las dos plantas”, dijo a la radio estatal.
Sánchez explicó que si no se hubieran construido esas dos plantas, como pedían políticos de la oposición, Bolivia sería, en la actualidad, importador de GLP, a pesar de tener grandes reservas de gas natural.
Señaló que, antes de la puesta en marcha de las plantas separadoras de líquidos, Bolivia exportaba gas natural incluyendo el denominado “gas rico”, que ahora es extraído antes de despacharlo y permite producir GLP.
El gas natural está compuesto en 90% por el denominado “gas pobre” con metano y un 10% de “gas rico” que tiene un mayor poder calorífico y permite obtener GLP, mediante el propao y butano, además de gasolinas a través del pentano, según información oficial.
El gas natural que se extrae en Bolivia, a diferencia de otros países de la región, es húmedo y rico en licuables.
En ese contexto, Sánchez destacó el acierto de construir dos plantas capaces de separar el “gas rico” del “gas pobre” para producir GLP y generar ingresos para el país.
Adelantó que a corto plazo se prevén firmar nuevos acuerdos para exportar GLP al mercado de Brasil, aparte de los despachos a Paraguay.
Tomado de ABI
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