Ha pasado un mes desde que el presidente Evo Morales retomara el compromiso de construir las plantas de propileno y polipropileno en el Chaco durante una entrega de un mercado en Yacuiba, sin embargo, no se han registrado avances concretos ni se han materializado las licitaciones que desde hace un año vienen prometiéndose desde el Ministerio de Hidrocarburos. Más al contrario, los expertos señalan que lo que ha sucedido ha sido la modificación en los términos del contrato de venta de gas con la Argentina, lo que tendrá un impacto en la producción del Gas Licuado de Petróleo de la planta Separadora de Yacuiba, que a su vez debía proveer a la planta petroquímica y que, al no estar construida, tiene problemas de almacenaje y no puede trabajar en la máxima capacidad.
Hace un mes, con la promesa de Morales de retomar esa licitación “una vez superados los malos tiempos de precios internacionales”, el Concejo Municipal de Yacuiba y la Asamblea Regional se dispusieron a debatir temas referentes a ese proyecto, como la habilitación del parque industrial que debe albergar emprendimientos privados que se aprovechen de las ventajas de instalarse cerca del lugar de producción de la materia prima y los pets de propileno, pero también para emprender gestiones relacionadas a la instalación de carreras universitarias especializadas u otras obras complementarias. La falta de concreción inmediata ha disipado de nuevo el impulso.
Una larga historia
En la hoja de ruta postnacionalización de los hidrocarburos, en 2006, estaban marcados los hitos a alcanzar con las plantas separadoras de líquidos primero y con las plantas petroquímicas después. A partir de la Separadora de Río Grande, de capacidad limitada, se instalaba la planta de Urea y Amoníaco, la cual funciona desde 2017; a partir de la Separadora de Yacuiba debía funcionar la planta de propileno y la de etileno. Para la primera la fecha estaba marcada en 2018, para la segunda en 2022, aunque de esta última lo cierto es que nunca se dio ningún paso más salvo una leve mención en un acto de campaña de 2014 en Puerto Suárez (Santa Cruz) a cuyos moradores se les prometió la instalación.
La planta Separadora de Yacuiba tardó más de la cuenta y no fue inaugurada hasta 2015. En 2016 se aseguró el financiamiento para la petroquímica y se lanzó la licitación en base a los estudios previos que había realizado la empresa italiana Tecnimont.
En marzo de 2017 la comisión de valoración ya tenía un informe de recomendación de adjudicación luego de evaluar un proceso en el que se presentaron las principales empresas del mundo en el rubro, sin embargo, los agraciados eran Técnicas Reunidas – constructora de la Separadora – que se presentó asociada con la propia Tecnimont. El asunto iba a ser difícil de explicar, por lo que al poco de estallar el escándalo de los taladros que le costó el cargo al entonces Presidente de YPFB, Guillermo Achá y otros 12 funcionarios de alto rango, la licitación fue anulada.
Sánchez explicó después que tratándose de la licitación más costosa de la historia de Bolivia – 2.000 millones de dólares – era preciso revisar todos los detalles de los estudios previos en la definición de mercados y licencias, poniendo en cuestión el papel de Tecnimont en ese proceso. En ese sentido comprometió nuevos estudios hasta el mes de agosto de 2018, sin embargo esa licitación no se ha abordado. Por el momento, no hay resultados.
El Chaco entre planificar e improvisar
Más allá de las promesas de inversión y los cálculos realizados sobre las fuentes laborales estimadas para la construcción del complejo petroquímico, ni la Asamblea Regional del Chaco ni los Concejos Municipales han trazado planes serios para acompañar el proceso de inversión y lograr aprovechar el impulso. En el pasado reciente se ubica la planta Separadora, entorno a la cual no se han instalado otras iniciativas productivas que aprovechen el GLP.
ElPaís
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