Después de cuatro años de un proceso penal, la víctima Ninon Campos logró que el padre de su hijo, José Luis P., sea sentenciado a dos años de cárcel por haberla abandonado cuando ella estaba embarazada.
El artículo 250 del Código Penal señala que “el que fuera de matrimonio hubiere embarazado a una mujer y la abandonare sin prestarle la asistencia necesaria, será sancionado con reclusión de seis meses a tres años”, pero “la pena sube a cinco años, si la mujer cometiere un delito de aborto, infanticidio, abandono del bebé o se suicidare”.
El abogado de la víctima, Ricardo Maldonado, indicó que en el proceso de investigación se realizaron dos pruebas de ADN que demostraron la paternidad del acusado en un 99,99 por ciento, por lo que la sentencia salió favorable a su cliente en enero de este año.
El abogado explicó que este caso es único en el país, porque el acusado continúa negando la paternidad, pese a la sentencia. Pero además en muchos de los procesos que se inician por abandono de mujer embarazada, las partes concilian y abandonan el proceso.
El acusado fue sentenciado a dos años de cárcel, pero si se acoge al perdón judicial no será encarcelado.
Maldonado explicó que el daño causado a una mujer embazada es latente y progresivo, que causa daño emocional, porque debe afrontar sola la gestación.
“Hemos demostrado que no se ha prestado atención en el embarazo, parto y hasta el presente. Éste es delito continuado, los daños surten efecto hasta el día de hoy”, dijo el abogado.
Maldonado cree que la pena es mínima. Para el jurista, esto causa que los abandonos continúen y sigan en aumento. Maldonado pide al Estado que incremente esta pena.
Ahora Maldonado y Campos han creado la organización Sororidad Mujeres Alfa, destinada a realizar apoyo legal gratuito a mujeres víctimas de abandono en estado de gestación.
Desde que se fundó la institución, se han presentado 20 mujeres abandonadas cuando estaban embarazadas a quienes les prestan el asesoramiento y apoyo legal.
MUJERES SON REVICTIMIZADAS
Ninon Campos indicó que antes de obtener una sentencia de dos años de cárcel contra su expareja tuvo que pasar un proceso judicial largo y doloroso, en el que fue amenazada.
“Somos tratadas de locas, sometidas a diferentes pericias psicológicas; el acusado tiene derechos, pero la víctima no”.
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